El 2 de diciembre del año 2000 el Palmeral de Elche quedaba inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, en el transcurso de la 24 Sesión del Comité del Patrimonio Mundial que acogió la ciudad australiana de Cairns. La Unesco, que tal día como ayer de hace 16 años lo daba a conocer públicamente, otorgaba así carta internacional a uno de los símbolos de Elche y, a su vez, garantizaba que se pusieran en marcha los mecanismos necesarios para su preservación y mantenimiento.

Algo más de tres lustros después, el Palmeral ilicitano encara numerosos retos y peligros, pero también varias esperanzas y oportunidades en un camino incierto que depende sobre todo de las decisiones administrativas y políticas que se quieran adoptar para garantizar su futuro.

Para empezar, es necesario un nuevo marco general. La Ley del Palmeral es de 1986, es decir, tiene a sus espaldas 30 años y, por tanto, es necesario mejorarla y potenciarla. A principios del próximo año el Ayuntamiento hará su propuesta de modificación, pero la decisión última corresponde a la Administración autonómica.

Lo que sí se espera que esté para el próximo año es el Plan Especial de Protección del Palmeral (competencia de la Concejalía de Urbanismo) y el Plan de Uso y Gestión del Palmeral (Concejalía de Medio Ambiente). «Se tiene que actualizar la Ley del Palmeral, para que, entre otras cosas, sea más participativa y que no proteja solo a la palmera. Por otra parte, el reto máximo es el urbanístico. En las últimas décadas el máximo reto han sido las licencias, el urbanismo irrespetuoso con el Palmeral y para eso está el Plan Especial de Protección del Palmeral», reflexiona el concejal de Medio Ambiente, Antonio García.

En esa nueva ley se confía en que, además de ser más participativa y transparente, se dé un paso decidido para proteger los valores y elementos del Palmeral reconocidos por la Unesco: huertos, la red de riegos, caminos, el oficio de palmerero, etcétera.

Asimismo, Elche quiere dotarse de un protocolo claro sobre qué usos se pueden destinar a los huertos históricos y qué gestión debe hacerse en el día a día.

«Lo importante para nosotros es el Plan de Uso y Gestión del Palmeral. Este plan ha de determinar cuáles son los valores a proteger. Eso hay que especificarlo en un documento, hacer un inventario y ver cómo se debe gestionar el palmeral para que esa protección de esos valores sea efectiva e incrementarlos», señala Vicent Sansano desde la asociación cívica Volem Palmerar. Al respecto, añade: «El Palmeral debe tener unos usos, no solo los agrícolas, sino también turísticos, culturales y otros compatibles con la preservación de los valores».

Por otra parte, desde Volem Palmerar, se comparte la opinión del edil de Medio Ambiente (su formación política, Compromís, también está vinculada a este colectivo) de que, además de las plagas del picudo rojo y la paysandisia, es el urbanismo la gran amenaza frente al reconocimiento de la Unesco. «La agresión más fuerte que ha tenido el Palmeral tras su declaración no ha venido solo del picudo y la paysandisia, ha venido de las licencias urbanísticas que se dieron en el pasado mandato en el mismo corazón del Patrimonio», asevera Sansano.

Además de poner sobre la mesa esa sombra de la construcción, este colectivo valora que en el último año se haya conseguido frenar el avance brutal del picudo. Falta mucho por hacer en este aspecto pero, sobre todo, hay que profundizar en la lucha en las partidas rurales, fuera del Palmeral histórico, según describen.

Berenice Güerri, investigadora y fundadora de Glen Biotech, una empresa con origen en la Universidad de Alicante que está consiguiendo con éxito luchar contra el picudo mediante un producto ecológico, cree que ese combate va ahora por mejor camino que antes, pero que no hay que perder de vista que el Palmeral, además de las plantas, presenta una serie de características únicas en el mundo y que habría que aprovechar. De nuevo aquí habla de la importancia de sacar partido a su aspecto turístico y cultural, pero no solo con fines económicos, sino de visibilidad hacia el exterior para reivindicar que frente a un mundo tecnológico los valores tradicionales pueden seguir en alza.

«El oficio de palmerero sigue siendo necesario. Es único, debe ser valorado y aquí tiene la cuna. En su día al Palmeral se le reconoció por sus valores tradicionales. Podemos seguir en ese camino de darle un valor añadido», reflexiona la científica, quien reclama no fijarse solo en estas plantas, sino también en los espacios que las albergan desde hace centenares de años.

Por otra parte, aunque todas las voces consultadas exponen que la situación parece que va mejorando, ninguna apuesta por relajarse, sino por todo lo contrario. «El Palmeral no goza de la calidad de salud esperada, ni en lo que concierne a la cantidad de agua, como, por ejemplo, la margen derecha del río, que no se riega; ni en lo que se refiere a su calidad, aunque ha mejorado en los últimos años», advierte Miguel Ángel Sánchez, presidente de la Asociación de Palmereros de Elche (Apelx).

Labrar, abonar, enriquecer

En ese sentido, se llama la atención sobre el hecho de que no haya una preocupación de labrar y abonar los huertos como haría cualquier agricultor con sus tierras. Y, si no se enriquecen, se echan a perder.

«El Palmeral no goza de su mejor momento y a día de hoy no se puede decir que esté asegurada su supervivencia. Hay menos ataques, pero hay otras amenazas. Las palmeras se quedan cada vez más estrechas, más débiles; y además se han construido colegios en huertos. Hay pistas deportivas que han tapado canales de riego», reflexionan desde Apelx.

La desaparición de la Estación Phoenix, centro de investigación en Elche, centrado entre otros aspectos, en cultivos de palmeras in vitro, es otro tema que continúa estando en la mente de muchos. Por esto, al menos desde Apelx, se insta a que se vuelva a retomar el proyecto de abrir un centro de investigación de la palmera, de manera que Elche sea el paradigma a nivel mundial en esta planta.

Al igual que Apelx, en Datelx, la cooperativa que en su día nació gracias a una quincena de productores que se lanzaron a producir palmeras in vitro para promocionar y vender sus dátiles, tampoco se quedan demasiado tranquilos por la situación de este Patrimonio de la Humanidad. Para su portavoz, Pascual Urbán, son necesarios más fondos, y ayudas para los propietarios de huertos privados, porque, de lo contrario, se permitirá su deterioro y con ello se perderán cada vez más palmeras, sobre todo las centenarias.

Algunas de estas cuestiones se abordaron precisamente ayer en el acto organizado por Salvem Palmerar con motivo de este 16 aniversario del reconocimiento de la Unesco al Palmeral de Elche, con dos mesas redondas de expertos que abordaron los aspectos más urgentes e importantes de este Patrimonio. Precisamente, Apelx echaba ayer en falta un acto institucional del Ayuntamiento o que, al menos, se les hubiera invitado a participar de algún modo en esta conmemoración que debe ser motivo de orgullo no solo para los ilicitanos sino para la humanidad.