Sin sede, al menos de momento. Así se ha quedado la Asociación Festera de Moros y Cristianos de Elche, después de que haya hecho entrega ya de las llaves y del escrito de rigor al adjudicatario del local que, hasta ahora, la entidad tenía en la calle Rafael Sánchez Ceva, en el barrio de Porfirio Pascual. Este paso llega después de que el juzgado decretara el embargo de ese inmueble, por el accidente del Alardo de 2008, cuando explotó un arcabuz y acabó dejando a cuatro personas heridas, y, posteriormente, saliera a subasta el inmueble, que acabaría adjudicándose por casi 48.000 euros. Lo peor es que, con este paso, el importe de la indemnización que fijó el juzgado aún no está completamente cubierta -quedan algo más de 50.000 euros- y, además, aún no se han cerrado las negociaciones con el Ayuntamiento para encontrar un nuevo emplazamiento.

Desde el principio, desde el Ejecutivo local se planteó la posibilidad de que el colectivo, que cuenta con unos 1.300 asociados, se pudiera trasladar a la casa situada en un huerto próximo al hotel Milenio. Sin embargo, ni siquiera había toma de luz, por lo que, al final, el equipo de gobierno ha descartado este emplazamiento porque acabaría encareciendo demasiado los costes. Así las cosas, han comenzado a buscar otros lugares alternativos.

El accidente del Alardo que le ha acabado resultando tan caro a la Asociación de Moros y Cristianos se produjo el 10 de agosto de 2008. Los festeros estaban probando sus arcabuces al filo de las nueve de la noche cuando, de momento, a uno de ellos le explotó el arma, amputándole dos dedos y haciéndole perder parte del oído. También resultaron heridos dos festeros más, uno de ellos de carácter leve, que no se presentó como parte del proceso posterior. Ahora bien, la que salió peor parada fue una mujer que estaba en su casa, en la plaza Obispo Siuri. Al parecer, la onda expansiva provocó que parte de la culata del arma saltara a modo de metralla, rompiendo el cristal, y acabó hiriendo en el hombro a la propietaria de la vivienda.

El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Elche, ya en 2011, acabó condenando al festero que portaba el arcabuz que explotó, entre otras cosas, a indemnizar a la mujer que resultó herida con 156.652 euros, y al otro festero con 8.743 euros, y reconocía que la Asociación de Moros y Cristianos era la responsable civil subsidiaria, como organizadora del acto. La compañía aseguradora, no obstante, debería pagar la indemnización correspondiente a la mujer hasta el limite de 60.101 euros. La Audiencia Provincial confirmó el fallo, y todo acabó derivando en el embargo y posterior subasta de la sede, al declararse insolvente el festero que llevaba el arcabuz que explotó.