El marroquí Hicham Oulad Mhammed, a pesar del oscuro panorama internacional y político que se cierne tanto en Oriente como en Occidente, mantiene una actitud positiva y cree que cuando pase esta ola de políticos «fascistas que se disfrazan bajo el concepto de democracia» la sociedad saldrá reforzada, «teniendo claro el camino que no debe seguir», dice. Mientras tanto, confía en romper estereotipos a través de la educación y en todos esos occidentales que saben que tanto él como la gran mayoría de musulmanes con los que conviven repudian, igual que ellos, el extremismo y el terrorismo.
Cada vez que hay un atentado, ¿percibe demasiadas miradas raras cuando sale a la calle?
Desgraciadamente no es algo puntual con el ambiente que se respira últimamente en Occidente. Algo injusto puesto que la comunidad musulmana es víctima por partida doble de todos esos atentados. Por un lado, porque entre las víctimas de ataques terroristas como el de París o el de de Niza había muchos ciudadanos musulmanes. Por otro, porque generan una discriminación que debilita nuestra libertad de expresión e incluso nuestra igualdad de oportunidades. Mucha gente se lo piensa dos veces a la hora de contratarte.
¿Córdoba Internacional TV es un granito de arena más para limar este tipo de asperezas sociales y culturales?
Es un proyecto no gubernamental que busca tender puentes entre culturas y que parte de una iniciativa del anterior Rey de España Juan Carlos I y otros monarcas de países árabes para incrementar el diálogo entre distintas civilizaciones. Un marco mediático en el que generar una comunicación interreligiosa. De los pocos canales en los que puedes ver una tertulia entre un católico, un budista, un judío y un musulmán hablando sobre la dignidad humana o la dimensión sagrada de cada uno de nuestros templos. Articulamos un discurso cercano enfocado, sobre todo, a la comunidad musulmana de España y Latinoamérica, con el fin de potenciar la tolerancia. El principal mensaje que les mandamos es que son ciudadanos del lugar en el que viven y, como tales, tienen que realizar aportaciones para mejorar esa sociedad que les rodea.
A través de ese medio de comunicación, creo que ha pisado campos de refugiados sirios...
Yo he estado en la ciudad de Antioquía (Turquía), a escasos kilómetros de Alepo (Siria), y he podido ver cómo malvive esa gente. El conocimiento en torno a este conflicto sirio está muy sesgado. Entre otros, el relacionado con los refugiados. En Europa solo nos hemos fijado en los que se han asentado en nuestras fronteras pidiendo asilo, pero países como el Líbano, con solo cinco millones de habitantes, tiene dentro de sus fronteras a casi dos millones de refugiados. También hay concepciones erróneas en torno al Daesh, un grupo terrorista extremista que proviene de Irak y que simplemente aprovechó un vacío gubernamental cuando en Siria ya se vivía una situación de caos. Porque, no nos equivoquemos, la mayoría de refugiados no huyen del Daesh, sino del propio régimen del presidente Bashar Al-Assad, y de sus bombardeos indiscriminados contra la población civil que se han hecho mucho más virulentos con el apoyo de Rusia. La Unión Europea y Estados Unidos han realizado concesiones a Irán, que apoya al régimen de Al-Assad. Acabar con el Daesh, que es extremadamente malo, no será la solución. Porque persistirá el terrorismo a través de otros grupos y porque seguirán impunes líderes como Al-Assad.
El futuro de todo esto con un Consejo de Seguridad de la ONU liderado por Donald Trump, Theresa May, Vladimir Putin y, quizá en un año, Marine Le Pen, no pinta muy bien para el mundo musulmán...
Nos lo van a poner difícil, pero tanto a musulmanes como a no musulmanes. Lo que ocurra en Siria afecta allí y al resto del mundo. La UE es la única que puede ejercer el papel de cortafuegos para frenar esta expansión fascista en todo Occidente.
¿Considera que el populismo occidental y el integrismo islámico son términos que se retroalimentan?
Sin duda alguna. Son dos narrativas que dependen la una de la otra. Los extremistas del Daesh utilizan palabras de Trump y Trump utiliza palabras del Daesh a la hora de construir sus discursos demagógicos. Se vienen como anillo al dedo. Son dos caras de la misma moneda. Tienen muchos puntos en común como la lectura selectiva que hacen de los textos sagrados, su retórica maniqueísta (todo es blanco o negro), la ignorancia de sus militantes, la búsqueda desesperada de un cabeza de turco, su obsesión medievalista, su visión apocalíptica del futuro, sus teorías de conspiración, su monopolio de valores y, sobre todo, ambos odian a los refugiados sirios.
