La sierra de Elche se convirtió ayer en el escenario elegido para celebrar una nueva carrera, integrada en el concurrido calendario de pruebas de running que celebra la ciudad a lo largo del año.

La séptima edición de la Subida al Racó de la Morera, una de las cumbres más altas de Elche, sacó a unos 800 corredores a la calle. Los deportistas partieron desde el Paseo de la Estación para comenzar una desafiante aventura entre montañas. En total, 16 kilómetros, ocho de subida y otros ocho de bajada, formaron parte de este recorrido, caracterizado por los numerosos desniveles, que acabaron siendo agotadores para muchos. De esta forma, la preparación y las ganas de los corredores se pusieron a prueba en una de las zonas del intinerario con mayor dificultad, la que se encontraba a más de 250 metros de altura.

Los participantes no solo aprovecharon la cita para mejorar sus tiempos o disfrutar de la experiencia deportiva. La prueba, organizada por la Peña El Flato, también sirvió para despertar el lado más solidario de los corredores. Y es que, los beneficios de la carrera serán destinados a la Asociación Valenciana de Displasias Óseas (AVADOS ALPE), con el fin de dar continuidad a sus proyectos. Este colectivo abarca a usuarios afectados con problemas de crecimiento y les ofrece asesoramiento y ayuda.