Los comerciantes de la planta baja del Mercado Central de Elche vivieron ayer su última jornada en su ubicación habitual, al menos por el momento, ya que a partir de mañana abrirán sus puestos en la planta superior. Todo ello con el fin de que, a partir de entonces, la empresa concesionaria del nuevo proyecto, Aparcisa, pueda comenzar los trabajos de demolición de los puestos y demás actuaciones previas que se requieren para que, posteriormente, puedan llevarse a cabo las catas arqueológicas.

Con el habitual trasiego de los sábados, los vendedores se despedían ayer de sus clientes habituales recordándoles que a partir de esta semana próxima estarían en su nueva ubicación en la planta superior. Y es que muchos se despedían del puesto que venían ocupando durante mucho tiempo y «hay que asegurar que tu clientela habitual te encuentre», señalaron desde uno de los puestos de la planta baja.

Así, la tónica general fue recordarlo durante toda esta semana. «Ya hemos ido avisando a todos nuestros clientes que nos mudábamos arriba», apuntaban desde varios de los puestos de verduras.

Además, esta mudanza trajo consigo una jornada más larga que de costumbre para los placeros de la planta baja. Así, aquellos con los habló ayer este diario precisaron que iban a realizar el traslado tras la jornada de ventas y el cierre del mercado, para dejarlo todo listo y el lunes abrir ya de manera normal en la planta superior. «De esa forma, podremos tener mañana domingo [por hoy] para descansar», señalaron.

En algunos casos, también apuntaron que les faltaban aún mover estantes para tenerlo todo listo, además del género, para el próximo día de apertura; mientras que otros señalaron que prácticamente ya lo tenían casi todo hecho.

Este traslado afecta a los seis minoristas que seguían realizando su actividad en la planta baja del inmueble del Mercado Central, y que, a partir de mañana, se reagrupan con los ocho del piso superior, donde también ayer se ultimaban los trabajos para dejar listo el espacio en el que se ubicarán los vendedores que llegan.

Esta mudanza permitirá que se realicen las catas arqueológicas, para las que se dispone de un plazo máximo de seis meses, aunque, como avanzó este diario, se estima que estarán listas en tres o cuatro.