Miles de personas pasaron ayer por los cementerios de Elche cargadas con coronas y centros florales para recordar a sus difuntos, tal y como marca la tradición en el Día de Todos los Santos. Flores frescas de todos los colores llenaron las calles de los camposantos en una jornada que se desarrolló sin incidentes de importancia, según fuentes municipales, y que permitió a los ilicitanos despedirse o rendir un homenaje desde el recuerdo a los familiares y amigos que ya no están. La ciudad se despertaba así de la noche de brujas, cargada de disfraces, de rituales... Y también de alguna que otra gamberrada. La de Halloween se ha convertido en una de las noches destacadas del año en lo que a seguridad y limpieza se refiere, todo un desafío teniendo en cuenta que cada vez más son los que se colocan un atuendo aterrador y se dedican a dar sustos.

La temida batalla de huevos y harina que tenía en vilo a los comerciantes del entorno del Centro de Congresos se saldó con muchos ingredientes de repostería incautados y con un control superior al de otros años. También con una limpieza rápida desde primera hora de la mañana, que permitió que las calles amanecieran libres de manchas de espray y de «huevazos» chorreando por las fachadas.

Durante la noche se produjeron más de 60 servicios por parte de la Policía Local, que entre otras cosas se ocupó de que nadie se colara en los cementerios: ni para hacer botellón sobre las tumbas ni para montar «ouijas» de esas que ponen los pelos de punta. Aunque suenen esperpénticas, son ideas que todos los años le rondan a alguien por la cabeza y que hay quien intenta llevar a cabo. El inspector del turno nocturno, Pepe Álvarez, estuvo al frente de 40 efectivos -incluidas cinco patrullas para recorrer por dentro y alrededor cada uno de los camposantos de Elche, La Marina, Torrellano y L'Altet-, y recuerda que hace una década los agentes tenían que correr detrás de más de uno y más de cinco para identificarles en noches como la de ayer, porque saltaban los muros del cementerio. «Un año encontramos a un hombre vestido con una túnica negra, que llevaba un cuchillo y que nos dijo que iba a hacer una misa negra», recuerda el inspector. Otras veces se han topado con jóvenes tomando copas sentados sobre lápidas. El escalofrío es lo mínimo que despiertan estas cosas, a las que son inmunes los agentes que se pasearon con una linterna entre nichos y panteones toda la noche. Se efectuaron al menos dos detenciones en la ciudad, si bien fuentes policiales emplazaron a esperar a las declaraciones para determinar si tienen relación con la fiesta de las brujas.

Amanece

Pasó la noche de brujas y amaneció el Día de Todos los Santos, con dispositivos especiales de tráfico y con un refuerzo en el transporte urbano. Ayer por la mañana, cerca de la calle Almórida, todavía se escuchaban corrillos hablando de la famosa batalla de huevos y harina que aplacaron, como pudieron, una treintena de agentes de la Policía Local y Policía Nacional. En esta vía, que suele ser donde se concentran los «combatientes» (adolescentes de entre 12 y 16 años disfrazados), ayer al mediodía solo quedaba alguna cáscara de huevo y algún resto de espray de espuma. Ese fue el único producto que permitieron los agentes, que se incautaron de 40 kilos de harina, centenares de huevos, vinagre y esprays de pintura.

Fuentes de Urbaser precisaron que se habían encontrado en Almórida una buena cantidad de restos de huevos y harina pero «no la barbaridad del año pasado». Por eso, los ediles de Limpieza y Seguridad, Héctor Díez y José Pérez, consideraron que el trabajo en próximos años tendrá que seguir por la misma línea. El Ayuntamiento, además de consensuar una mayor vigilancia con las fuerzas de seguridad, DYA y Protección Civil, también se había preocupado de reforzar el servicio de limpieza sumando dos equipos extra de baldeo a presión y uno de baldeo mixto. La mayoría de operarios de la brigada habitual de limpieza en festivos se concentraron en las zonas más afectadas, en torno al Centro de Congresos. Ese operativo no evitó que algunos vecinos entraran en cólera con esta ya casi tradicional práctica de los jóvenes, pero redujo y eliminó sus consecuencias en la vía pública lo antes posible. Así, todos contentos.