Contarle a los niños que los agentes de Policía Local, igual que los perros, son sus amigos, es uno de los objetivos de la campaña de visitas a centros escolares e institutos que está llevando a cabo la Unidad Canina de la jefatura ilicitana. Explicarle a los más mayores que esos mismos perros pueden ser el peor amigo del narcotraficante es una segunda lectura, en un marco de prevención contra las drogas. Y es que la Unidad Canina de la Policía Local es precisamente eso, un instrumento para combatir el consumo de drogas en la escala más cercana al ciudadano. Dos agentes y cuatro perros adiestrados para detectar todo tipo de sustancias estupefacientes «patrullan» según un plan de trabajo que cubre los tres turnos de la Policía Local (mañana, tarde y noche) y que alterna actuaciones divulgativas de este tipo con participación en dispositivos de tráfico, controles los fines de semana en zonas de ocio, recorridos por parques o por el entorno de colegios o inspecciones de autobuses que hacen parada en la estación de Elche en líneas «calientes», entre Málaga y Barcelona, por ejemplo.
En este tipo de actuaciones, que se vienen llevando a cabo desde hace dos años, los agentes han podido incautarse de pastillas de hachís ocultas en equipajes, en suelas de zapatos o en el interior de bocadillos y han duplicado las actas por tenencia y consumo de drogas en vía pública. El número de detenciones efectuadas por la Policía Local por presuntos delitos contra la salud pública -es decir, por tráfico de drogas-se ha multiplicado por cuatro también en este tiempo.
Este año, sin ir más lejos, ya se han levantado 560 actas por consumo. Todo apunta a que se van a superar las 605 del año pasado. Entre ellas el 21% son sanciones impuestas vía administrativa a menores de edad, frente al 17% que supusieron el año pasado. Los agentes que integran la Unidad (Antonio y Alejandro, de quienes se omiten lo apellidos a petición expresa) aseguran que eso se ha traducido en un aumento de menores que se han sometido a tratamientos de deshabituación. La explicación es que se brinda la ocasión de eludir la multa económica que impone la Subdelegación del Gobierno si se someten a vigilancia por parte de los servicios de salud y a controles de consumo.
Entre las drogas que se localizan con más frecuencia destaca la marihuana, que supone un 55% de las actas seguida del hachís, con un 38%. El resto tienen menos protagonismo, con un 5,5% de casos en los que se incautaciones cocaína, un 9,9% heroína y un 0,6% otras drogas somo LSD o MDMA.
En esas cifras se adivina un aumento de la heroína, que en 2015 supuso un 0,3% de los casos y de las drogas sintéticas o de diseño, que se quedaron el año pasado en un muy aislado 0,1%. En 2015 la marihuana supuso el 60,6% de las incautaciones, el hachís el 32% y la cocaína el 7%.