Kassia de Constantinopla es la primera monja de la que se tiene constancia que realizó una composición musical. Una mujer luchadora que en el siglo IX fundó su propio convento durante el Imperio Bizantino, pero cuya obra sonora no transcendió más allá de las liturgias en su templo. Una de las razones es que sus creaciones eran manuscritas pero la más importante era su género femenino, lo que fue un escollo para todas aquellas hermanas que le cogieron el testigo en el futuro, incluso cuando apareció la imprenta.

Sobre parte de estas compositoras, cuyas obras quedaron escondidas muchas veces entre los muros de sus conventos, versa el programa del grupo vocal femenino de música antigua DeMusica Ensemble, que abre la programación de conciertos del Festival Medieval de Elche, a las 21 horas, en el Claustro de Las Clarisas. El espectáculo sonoro lo denominan «O Clarissima Mater» y en él recogen piezas que van desde el siglo IX a una etapa más renacentista.

Un repertorio que ha conllevado a este grupo murciano a realizar auténticas labores de investigación. «Por ejemplo, para conseguir el manuscrito de "Petron ke Pavlon", obra de Kassia, tuvimos que recurrir a una editorial norteamericana», reseña María Ángeles Zapata, musicóloga y directora de la formación.

El programa también cuenta con una obra de la monja alemana Hildegar von Bigen (1098-1179), que, en plena Edad Media, consiguió hacerse un nombre tanto por sus composiciones como por sus obras literarias y de corte médico. De ella, de hecho, han seleccionado «O Clarissima mater», que es la que da nombre al concierto y al disco que han editado.

Estas dos interpretaciones serán con las que más viajen en el tiempo. El resto es una selección de compositoras italianas de la época renacentista, como Chiara Margarita Cozzolani, Maria Xaviera Peruchona, Bianca Mara Meda e Isabella Leonarda. «Todas ellas tuvieron más fácil difundir sus composiciones gracias a la aparición de la imprenta. Aunque más fácil que las otras no quiere decir que vivieran una situación cómoda frente a los hombres. Es cierto que hubieron muchas en el ámbito eclesiástico en Italia durante esta época pero no podemos olvidar que los impresores eran hombres, por lo que la mayoría de veces las dejaban en un segundo plano», subraya Zapata. Otra de las obras que interpretan es el «Conditor alme» de Gracia Baptista, la primera que se imprimió en toda Europa para ser interpretada con órgano. Esto sucedió en 1558.

En España, según la musicóloga, fueron poco prolíficas. «La Contrarreforma influyó. De hecho, no comenzaron a cantar en los coros hasta el siglo XIX. Las voces agudas las solían hacer niños», describe. DeMusica Ensemble quiere probar, con este concierto, la espiritualidad profunda de todas estas obras que aportaban una visión renovadora y pionera para su tiempo.