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REFERENtes en INNOVACIÓN

Emprender desde el ADN

El crecimientode las startups tiene que ver con la raíz de los jóvenes empresarios, criados en casas con máquinas de coser para «hacer faena»

Emprender desde el ADN

Hablar del futuro del mundo empresarial en Elche es, sin duda, hablar de lo que puede dar de sí su alta concentración de startups, que tocan desde el asesoramiento genético a la creación de robots para el tratamiento de niños con autismo, pasando por la generación de cohetes espaciales. El gran paradigma de las startups ilicitanas fue Hawkers, que comenzó hace unos años desarrollando webs de e-commerce y pivotó hacia el sector de la venta on-line de las gafas de sol, donde se ha posicionado como referente a nivel mundial con la previsión de cerrar el año con 70 millones de euros facturados. La mayoría de las microempresas innovadoras de Elche nacen, viven y pegan el salto desde el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Un total de 80 sociedades están actualmente vinculadas a la Fundación Quórum, gestora de este vivero, y 40 de ellas tienen sede en sus instalaciones del campus ilicitano.

Allí, como era de esperar, si uno llega con camisa y corbata, le miran con cara rara. Y es que muchos miembros de esta nueva generación de empresarios se dejan querer por el postureo «hipster» de pasar la jornada en zapatillas, vaqueros y camiseta y, si se tercia, deambular en monopatín entre despacho y despacho luciendo, en el caso de algunos chicos, barbas cuya longitud desafía la paciencia de sus madres. Así de desenfadado es el colectivo que puede darle un giro al modelo económico ilicitano. Aunque no se engañen, que como decía aquel anuncio de los años 90, es joven pero está sobradamente preparado.

Por ejemplo, Santiago Ambit, cofundador de Weon Glasses, mercantil dedicada a diseñar gafas de sol inteligentes que han llegado a catalogar como las Google Glasses españolas y que espera colocar, a partir de este mes, más de 20.000 modelos en el mercado nacional e internacional. El perfil creativo de Ambit se le reconoció en 2006 con un premio internacional en el que se codeó con arquitectos de la talla de Norman Foster o diseñadores industriales como Philippe Starck.

Ambit no sabe si su carácter de «culo inquieto» se debe a su variopinta formación -estudió Ingeniería Agrónoma pero después realizó un MBA y un curso de especialista en marketing- o a que pertenece a esa generación de ilicitanos familiarizada, desde bien pequeña, con que la gente dispusiera de una habitación en casa en la que acabar el trabajo del taller de calzado o establecer un pequeño negocio doméstico durante la época dorada del zapato. Quizá el preludio de las actuales startups, pero seguro que una de las razones claras de que el emprendedurismo forme parte del código genético ilicitano.

Según el catedrático en Organización de Empresas de la UMH, José María Gómez Gras, su Universidad ha sabido sacarle el jugo y darle continuidad a esta cultura de raíz generando un proyecto como el del Parque Científico, que conecta de manera perfecta el mundo empresarial y el universitario. «La Miguel Hernández crea lo que denominaría como un ecosistema para la innovación. Por un lado, porque ha abierto su vivero de empresas no solo a gente del campus sino también a cualquiera que venga con una buena idea. Y, por otro, porque se ha potenciado mucho la mentorización y el impulso de iniciativas a través de lanzaderas como los premios Spring o el Maratón de La Nau, la antesala de la entrada en el Parque Científico como empresa», detalla.

El futuro de esta enorme concentración de startups, según Gómez Gras, podría pasar por el salto de estas instalaciones al parque empresarial, que se está negociando con la Administración pública. Algo con lo que está plenamente de acuerdo Sergio Román, director de desarrollo empresarial de la Fundación Quórum. «Allí dispondrían de la logística necesaria para dar el siguiente paso en sus proyectos, como han hecho otras empresas como Hawkers», detalla Román, que todavía recuerda cuando a él y a la directora gerente del Parque, Tonia Salinas, les dieron la llave del edificio Quórum 3 y se encontraba totalmente vacío. Poco a poco, fueron recibiendo visitas de gente con ideas que parecían imposibles de proyectar desde una ciudad como Elche pero que han tomado forma.

Hasta el infinito y más allá...

«Tú imagínate cuando llegamos mi otro socio y yo en 2011 y les comentamos que queríamos fabricar un cohete reutilizable para realizar servicios de transporte privados hacia el espacio. Para ser algo así como el SEUR de las agencias espaciales. Claro, fliparon. Cinco años después, gracias a nuestros esfuerzos y a la ayuda que nos ha prestado la Fundación, disponemos de más de 5 millones de euros para financiar nuestra iniciativa y estamos en contacto tanto con la Agencia Espacial Europea como con la alemana. El objetivo es lanzar el primer cohete en 2018», detalla Raúl Verdú, uno de los fundadores de PLD Space, que también tiene sus ojos puestos en ese movimiento hacia el parque empresarial. «Entre otras cosas porque para construir un cohete precisamos algo más que una pequeña oficina. Necesitamos una nave», indica al respecto.

De momento, Verdú está encantado, no solo con el apoyo de la UMH, sino con el del propio Ayuntamiento de Elche y de la Generalitat. «Lo que sigue fallando en esta zona es el poco interés del empresario de toda la vida por el I+D+i. Cuando hemos ido a Nueva York o California y ves cómo funcionan allí las startups, te das cuenta de hasta qué punto las mima la inversión privada. No obstante, hay empresarios locales que nos están ayudando pero todavía queda para igualarnos a EE UU», añade.

Lo que, sin duda, comparte esta zona con el famoso Silicon Valley (nombre que recibe la zona sur de la bahía de San Francisco, en el que están asentadas las mayores corporaciones de tecnología del mundo) es la calidad de vida californiana. La sociedad alicantina Branch Creation se dedica a formar equipos de desarrolladores de software para empresas tanto de Estados Unidos como de Centroeuropa y los instala en un punto determinado de España. Hace solo unos meses que han desembarcado en el Parque Científico con el proyecto Ping Value, con el que una mercantil de Luxemburgo quiere elaborar una app que genere barrios inteligentes; es decir, que configure una red social que conecte a la gente con los comercios locales de un entorno determinado y puedan realizarles recomendaciones en función des sus intereses y necesidades, que conocerán mediante sus perfiles en redes y sus rastreos en motores de búsqueda como Google -en definitiva, tirando de Big Data-. «En las empresas de desarrollo informático siempre hay movimiento de personal. Por eso, de cara a la creación equipos estables, es importante que el lugar sea apetecible por vivir. De hecho, el empresario luxemburgués no deja de decirme que ya se está planteando trasladarse cerca de Elche porque se ha quedado prendado con la zona», explica Pascual Sánchez, coordinador de la sociedad Branch Creation.

El mercado de toda la vida

Como no podía ser de otra manera, el sector manufacturero también tiene presencia en esta generación de startups radicada en Elche. Hace tres años salieron de La Nau dos empresarias con su mercantil LEIE-Nude Design recién definida y, en su caso, optaron por instalarse en el parque industrial de Torrellano aunque sin romper el ligazón con la Fundación Quórum. Desde sus instalaciones fabrican un calzado en el que priman los procesos creativos y en el que toda la elaboración es Made in Spain. Las diseñadoras de moda Beatriz López y Cristina Ayala tuvieron algunos problemas para introducirse en un mercado copado en Elche por empresas de toda la vida o multinacionales. Finalmente, a base de buen trabajo, se han hecho respetar y cerraron el año pasado facturando un millón de euros. «Ya nos ven con buenos ojos, casi con los mismos que miramos nosotras hacia el futuro», dicen.

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