Arenales del Sol izó ayer la bandera verde y se llenó de bañistas veinticuatro horas después de que un tiburón mordiera en la mano a un hombre de cuarenta años. Sin embargo, pese a la vuelta a la normalidad, la inquietud se apoderó de gran parte de los veraneantes y la inesperada aparición de una tintorera en la playa centró ayer la mayoría de conversaciones en el litoral ilicitano.

La psicosis inicial generada el viernes tras la dentellada del escualo consiguió minimizarse un día después del susto, pero las falsas alarmas sobre el avistamiento del animal marino continuaron apareciendo. De hecho, el servicio de socorrismo de DYA recibió por la mañana diversos avisos seguidos de usuarios que afirmaron haber visto el tiburón en diversos puntos. Con ello, los encargados de salvamento dedicaron buena parte de la jornada a comprobar si eran reales las afirmaciones de los bañistas y a responder las preguntas de los veraneantes sobre la peligrosidad de esta especie.

Asimismo, la preocupación de algunos usuarios llegó a tal punto que, según fuentes de DYA, hubo algunos que confundieron la manguera que conecta el antiguo hotel con el mar y que sirve para sacar el agua del sótano del inmueble. A ello hay que sumar a los tres peces raya que han localizado los socorristas entre Arenales y el Carabasí y que también han sorprendido a algún que otro bañista, pero sin causar ninguna incidencia.

Pese a la alarma generada, la playa ilicitana quedó ayer abarrotada de usuarios como una jornada habitual de verano y fueron muchos los que quisieron refrescarse en el mar. Así, a medida que avanzaba el día, las falsas alarmas sobre el avistamiento del escualo fueron desapareciendo y la tranquilidad se fue apoderando en la costa ilicitana.

Ataques inusuales

La presencia de esta especie en aguas poco profundas del Mediterráneo es habitual y su aparición repentina no debe generar alarma, ya que no es la primera vez que se encuentran en zonas arenosas, según los expertos.

En esta línea, los expertos en ciencias del mar señalan que no debe cundir el pánico y recomiendan que si aparece un tiburón de este tipo se debe mantener la distancia y se puede observar perfectamente sin llegar a tocarlo, ya que no suelen atacar salvo que se vean sorprendidos, igual que ocurre con las morenas.

De hecho, el oceanógrafo del centro de buceo y educación ambiental Anthias, de Santa Pola, destacó que las medusas o los erizos de mar pueden llegar a ser incluso más peligrosos que las tintoreras. «Al haber cientos de bañistas a alguno le puede tocar llevarse el susto, porque pisa al tiburón de fondo o pone el pie muy cerca y se puede levantar y atacar», apuntó Gonzalo Barrio.

La playa de Arenales y el Carabasí también son muy habituales las rayas posadas en la arena y algunas tienen aguijones en la cola, según los expertos. «Puedes ir navegando o buceando hacia ellos, suelen estar medio enterrados, suben y bajan, son muy nocturnos. Ocurre lo mismo, si te ven tarde o les pones un pie encima pueden picar. Pero lo común es que huyan», explicó el oceanógrafo.

Y es que, según los especialistas en ciencia del mar, la arena está llena de vida.