Las playas de Arenales del Sol han permanecido con la bandera de precaución por medusas durante cuatro días seguidos. Desde el jueves pasado se registraron más de 250 curas en los puestos de socorrismo que tiene habilitado DYA en las playas ilicitanas. Apenas cuatro de estas atenciones fueron por picaduras de pez araña, el resto corresponde a las familiares medusas.

Antonio Tarí, responsable de DYA, afirmó que llevan días notando que se producen más picaduras de lo normal y debe de ser debido a la presencia de un banco de estos animales acuáticos. El aumento de la temperatura del agua es la razón más probable de que se hayan acercado a la orilla. Para Tarí se encuentran en una situación inusual porque, durante 2015, sólo izaron la bandera de precaución por medusas de manera puntual y en escasas ocasiones. Además, aseguró que de momento no es posible prever si la situación se alargará por mucho tiempo o no porque «el mar es libre y no sabemos si mañana puede haber un cambio de corriente o temperatura que arrastre al banco o por el contrario, la situación se estanque».

Por el momento, los ejemplares de estos invertebrados que están registrando son los comunes en las aguas del mediterráneo y no se han registrado casos de atenciones mayores. Solo en los casos en los que los animales rocen partes del cuerpo delicadas, como pueden ser la cara, se aplica una atención especial.

Prevención

Ante el aumento de casos de picaduras de medusas en el área, desde DYA aconsejan tomar precauciones para evitar los encuentros con estos animales. Así, prestar atención en el agua para no nadar cerca de un banco de estos animales es la mejor prevención que puede tomarse según la ONG.

Por otro lado, cuando ya no se ha podido evitar la picadura, la recomendación es no rascarse ni tocar la zona dañada para evitar que la sensación urticaria se expanda. También hay que buscar un puesto de socorro, o un centro de salud en su defecto, donde atenderán la cura y recomendarán, dependiendo el caso, posteriores cuidados.

DYA también aconseja que los bañistas no saquen del agua a estos animales porque su contacto pueden provocar mayores molestias a los usuarios de la playa. En numerosas ocasiones, los invertebrados quedan en la arena y, aunque no estén vivos, sus tentáculos siguen generando urticaria.