Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Usos terapéuticos del cannabis

Cultivando salud en todos los sentidos

Una empresa de la Vega Baja ha conseguido permiso para plantar cannabis en Elche y Rojales

Joaquín Parra y su socio Francisco Mora paseando por uno de sus cultivos de cannabis. tony sevilla

Joaquín Parra recuerda cómo, hace algunos meses, se encontró a un «hippie» en mitad de una de sus plantaciones de cáñamo. Se acercó a él y este personaje, que no conocía absolutamente de nada, le dijo: «Esto no vale un capullo».

El visitante que había recibido este exprofesor de Topografía de la UMH en su huerto tenía parte de razón. Al menos si el interés que despertaban en él sus plantas estaba relacionado con el de hacerse uno de esos cigarrillos «de la risa» que tanto le gustaban al bueno de Bob Marley. Las variedad de cannabis que este jubilado y sus socios plantan en algunas hectáreas del campo de Rojales y Elche -en áreas que por seguridad no desvelaremos- están permitidas por la ley y tienen un fin mucho más constructivo. De hecho, el propio Ministerio de Sanidad les ha autorizado a cultivarlas con el fin de extraerles un componente denominado CBD, cuyo uso lo utilizan empresas farmacéuticas de diferentes partes del mundo para elaborar medicamentos.

Un objetivo que, sin duda, enaltece el proyecto de esta pequeña mercantil formada por Parra, otros tres septuagenarios y un joven agricultor, que bautizaron hace dos años como Cáñamo y Fibras Naturales (Cafina). La mayoría de sus socios están jubilados pero sobradamente preparados: aparte del pasado como profesor universitario de Parra, en la empresa también figuran nombres como Eladio Aniorte, presidente de la asociación agraria Asaja, o Eliseo Quintanilla, empresario farmacéutico y expresidente de la Cámara de Comercio. El grupo lo completan Pascual Gómez, ingeniero industrial, y Francisco Mora, el único que baja la media de edad, que es propietario del negocio Agropaco.

Joaquín Parra, representante y fundador de esta sociedad, podría vanagloriarse diciendo que llevan años tratando de encontrar nuevos tratamientos a diferentes enfermedades a través del cannabisenfermedades , y de ahí esta experimentación. Pero realmente no es así. Su objetivo es mucho más llano y terrenal. Lo que este grupo de enamorados de la agricultura persigue es encontrar una fórmula para hacer rentable el cultivo del cáñamo, que hace medio siglo fue uno de los principales motores económicos de las pedanías ilicitanas y de la Vega Baja. «Cuando creamos la empresa y comenzamos a plantar cáñamo hace unos años, tratamos de sacarle un uso textil, ya que hay fabricantes que siguen utilizando su fibra para confeccionar ropa, como antiguamente. Tuvimos un par de contactos con empresas pero la cosa no cuajó. Hace dos años descubrimos el interés de compañías farmacéuticas que se dedican a utilizar uno de los componentes de esta planta de cara al desarrollo de medicinas. Así que nos pusimos a a ello», relata Joaquín Parra, al que sus hijos no dejan de criticar porque no se puede estar quieto. Actualmente, además de su labor en Cafina, es el síndico general del Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela.

Cabe explicar que las plantas de cáñamo tienen dos componentes importantes: por un lado, el THC, que es el agente químico que provoca las alteraciones psicológicas -es decir, lo que coloca-, y el CBD o cannabidiol, que es un cannabinoide que palia los efectos de enfermedades como la esclerosis múltiple. Las variedades permitidas tienen menos de un 0,2% de THC en relación el peso de la planta seca y más de un 3% de CBD. Sus productores deben utilizar semillas inscritas en el «Catálogo común de las variedades de especies de plantas agrícolas» que establece la Unión Europea. De momento, Cafina las adquiere en Francia.

Esta empresa consiguió hace algo más de medio año la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) -dependiente del Ministerio de Sanidad-, para poder desarrollar un proyecto experimental que denominaron «Producción de flores y hojas para la extracción de cannabinoides». La AEMPS les enumeran una serie de requisitos para poder llevar a cabo el cultivo, como que solo pueden entregar los productos a otras entidades autorizadas por esta agencia nacional, o que su departamento de inspección podrá realizar controles sobre las plantas cuando así lo requiera. La Guardia Civil también desarrolla análisis periódicos de sus huertos, para constatar que cuenta con los niveles legales de THC.

El Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH), dirigido por el profesor e investigador Eugenio Vilanova, realiza las analíticas de la hoja de las producciones de Cafina. También han colaborado con otros expertos de la UMH como el doctor Santiago García, de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Orihuela, que está especializado en mejora genética de las plantas.

Según Parra, tras la fase de experimentación, el problema que encontrarán para extraer el CBD «es dar con empresas que dispongan de la maquinaria necesaria y que estén autorizadas tanto por Sanidad como por la Unión Europea». Por ahora, han mantenido conversaciones con algunas sociedades extranjeras, a las que han mostrado el potencial de estas tierras para el cultivo de una planta como el cáñamo.

Actualmente, solo disponen de 3 hectáreas para esta fase de experimental, pero su objetivo es extenderse a más zonas. «Queremos recuperar este tipo de plantaciones porque vienen muy bien para las rotaciones en el campo de la parte sur de la provincia. Son muy beneficiosas para la tierra y rompen con la dinámica de los cultivos de raíces superficiales como la coliflor, el brócoli o la alcachofa», reseña el representante de la empresa agrícola. Su raíz pivotante, según Parra, de más de un metro de longitud, favorece un gran movimiento de la materia orgánica que enrique el suelo. Además, las condiciones climatológicas tanto de la Vega Baja como del Camp d'Elx son idóneas.

Muchos estudios apuntan a que el CBD ayuda a aliviar la ansiedad, náuseas, inflamaciones, convulsiones e, incluso, puede llegar a inhibir el crecimiento de células cancerígenas.

Quizá los miembros de esta empresa logren con esta iniciativa salvar o mejorar la vida de alguna persona enferma. Al menos para que lleguen a disfrutarla con la mitad de intensidad y pasión con la que ellos, a pesar de su edad, se siguen enfrascando en proyectos tan apasionantes como éste.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats