Los propietarios del hotel de Arenales del Sol han realizado hasta la fecha una inversión cercana a los dos millones de euros, un gasto que, como no se resuelva relativamente pronto, podría darse por perdido. La inversión total prevista iba a superar los 8 millones.

Fuentes de Princesol, la propietaria del inmueble ubicado en primera línea de playa y que, desde la semana pasada, asiste a una paralización temporal de las obras, al considerar Costas que los responsables se habrían excedido del permiso de rehabilitación concedido, tienen claro que si, en aproximadamente un par de semanas, la situación no se desbloquea, la mercantil podría «replantearse la inversión».

Esto dicho, de otro modo, significa que, en vista de todos los obstáculos que durante décadas han tenido que superar para llegar adonde estamos, en el caso de que este último suponga en realidad una moratoria sine die, existen altas probabilidades de que los propietarios desistan y el hotel vuelva a convertirse en una mole sin vida y en un elemento que, desde 1979, cuando se cerró, afea el litoral ilicitano, por citar solo las consecuencias estéticas y de imagen turística de Elche.

«No podemos estar así. Si no se define pronto, todo pierde sentido», manifestaban ayer desde la propiedad del hotel, cuyos responsables están abiertos a sentarse con quien haga falta para buscar una solución que sea recomendable para todas las partes afectadas en la cuestión.

La mercantil insiste: «No hemos hecho cosas ilegales. Nos hemos adecuado a la normativa actual», al tiempo que advierten que tienen otras inversiones «esperando». Y añade: «Ofreces esto en otros países y te ayudan, pero aquí es muy frustrante. Estamos desanimados, desilusionados. Te llegas a sentir solo y te preguntas si merece la pena invertir. En este país hay que ser un loco o un valiente»

El caso es que Princesol defiende a ultranza que no se habrían podido hacer las cosas de otra manera. O eso -en referencia a realizar determinados derribos o eliminar pilares con fibrocemento, es decir, un elemento cancerígeno muy peligroso- o que uno o varios obreros hubieran sufrido accidentes laborales.

De igual modo, afirman que están abiertos a regularizar, legalizar o tomar algún otro tipo de medida que permita reanudar cuanto antes la actuación en el inmueble, en el cual ya no hay nadie trabajando desde hace días, acatando así lo dictaminado por la Dirección General de Costas.

Princesol asegura que no piensa solo en sus propios intereses económicos, sino que recuerda a su vez que la decisión que se tome ahora sobre el futuro del complejo hotelero va a condicionar a los negocios del entorno, a los residentes de Arenales, al propio turismo de Elche y también a la imagen del municipio.

«Habíamos empezado a comercializar el hotel, porque esto va más adelantado incluso que la moda, hay que ir con dos años por delante. Ya habíamos contactado con touroperadores, como por ejemplo Thomson, que necesitan saber con mucha antelación cómo van a ser las habitaciones, qué servicios se iban a ofrecer...», apuntan las mismas fuentes.

Desde la mercantil se agrega que se habían hecho los primeros acercamientos con los touroperadores, interesados en un hotel muy cercano al aeropuerto, algo que no existe en otro punto de la provincia, algo que funciona muy bien en destinos como Ibiza y Formentera. «Pero si no sabemos si se va a poder abrir...», reflexionan desde Princesol, que está preocupada por los puestos de trabajo de los obreros que han quedado en el aire, pero también por las cerca de más de 300 personas que les han hecho llegar su currículum, confiando en los empleos que se generarían si el hotel abriera de cara al verano de 2017, una fecha prevista que, hoy por hoy, ya no se puede garantizar.