La comidilla ayer entre los restauradores y comerciantes de la plaza Victoria Playa, situada justo detrás del hotel de los Arenales, era la noticia de paralización de las obras y el expediente sancionador abierto por Costas. Varios de ellos, pasado el mediodía, se reunían en una de las terrazas y comentaban la noticia que horas antes se habían desayunado en nuestro diario, «y que ha sido como un auténtico jarro de agua fría para todos nosotros, por la expectativas económicas que tenemos todos depositadas en ese proyecto», reseñaba Sebastián Fernández, propietario de dos bares de esta misma área comerciales. La indignación que se respiraba entre este pequeño grupo de restauradores era un reflejo de la que tenía ayer gran parte del sector hostelero y comercial de la playa de los Arenales, según reseñó a este diario el alcalde pedáneo, Alejandro García. «Para todos ellos este hotel era un foco de ilusión, y la gente, de hecho, está invirtiendo para mejorar sus negocios, de cara al turismo que puede generar en una pedanía que, sin duda, necesita de proyectos revulsivos como éste», destacó García, que, en este sentido, ayer, remitió un escrito al primer edil y al concejal de Urbanismo preguntando por las razones que han motivado esta paralización.

Sebastián Fernández indicaba ayer que los diferentes negocios de Victoria Playa habían decidido realizar mejoras estructurales en la plaza para hacerla más atractiva. Tello, su compañero de la cafetería N5, detallaba que él ya había invertido en poner más mesas y sillas de cara al año que viene, que es cuando estaba previsto que se terminara y abriera el gran negocio hotelero. «Esta es la historia de nunca acabar», precisaba Vanesa, del bar Cañas y Bocatas. «No solo por nuestra expectativas, sino por toda esa gente de la obra que ahora se queda sin trabajo y que además venía a consumir aquí. Y porque hemos estado aguantando, durante un montón de tiempo, los ruidos y el polvo que generaban estos trabajos. Aparte, la zona de playa a la que da el hotel está cortada a los bañistas y mientras eso no se desbloquee son clientes que perdemos», desgranó esta restauradora.

Alejandro García manifestó que esta noticia incide también negativamente en la revalorización de algunas viviendas y en su puesta en venta, según le habían trasladado algunas inmobiliarias locales. Fernando, propietario de una de ellas, argumentó que, «más que en los precios, este tipo de medidas ministeriales genera desconfianza en la gente interesada en adquirir viviendas de segunda mano en primera línea, muchas de ellas afectadas por la línea de deslinde de Costas. Al ver cómo se paraliza esta obra, pueden pensar que, si compran un apartamento viejo y quieren renovarlo, cabe la posibilidad de que también se les complique la operación».