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Formando a los nuevos Amenábar

En la Escuela de Cine de la UMH los alumnos forman parte de un grupo de rodaje en el que comparten experiencias

Formando a los nuevos Amenábar

«En esta escuela van a conocer la verdad», afirma Elena Conesa, encargada de la parte de producción de la nueva Escuela de Cine Escuela de Cine impulsado por el grado de Comunicación Audiovisualde la Universidad Miguel Hernández. Y es que Conesa, profesional del sector, enseña a los alumnos de 3º y 4º que participan en este proyecto el lado más «denso» pero a la vez más importante de toda película o cortometraje, el de manejar el dinero y el de pelear con proveedores para, con un presupuesto mínimo, ser capaz de conseguir que un concesionario te deje un cochazo para rodar una escena de acción. Es decir, las miserias del séptimo arte pero la mayor de sus realidades.

Un grupo de estudiantes de este grado, desde el pasado mes de marzo hasta finales del año que viene, están integrados en un equipo de rodaje de un cortometraje en el que comparten experiencias con profesores y profesionales de la cinematografía, a través de las que aprenden las diferentes áreas de trabajo que deben coordinarse incluso para una pequeña producción de no más de 20 minutos: guión, story-board, preproducción, dirección de arte, dirección de foto, montaje, postproducción e incluso difusión y comunicación.

«El año pasado hicimos una experiencia piloto en la que animamos a nuestros alumnos a rodar un corto con nosotros y de ahí salió "66,7%", que estamos moviendo por festivales como el de Cine Independiente de Elche (FICIE) y en el que implicamos a más de 50 personas. Los resultados fueron tan positivos que este curso ya hemos bautizado la iniciativa como Escuela de Cine, con el fin darle más empaque y con el objetivo de que en unos años pueda llegar a convertirse en un título propio», reseña Guillermo López Aliaga, técnico del servicio de innovación docente y profesor de este grado.

De momento, los roles de dirección y guión los controlan los profesores o los expertos del mundo audiovisual que se han sumado a esta aventura. «El objetivo es que, en unos años, estas funciones también recaigan sobre los estudiantes pero queremos ir poco a poco, porque la mayoría son inexpertos. No obstante, se genera bastante reciprocidad cuando te pones a trabajar con ellos, ya que, debido a su edad, traen ideas nuevas que le aportan más frescura o actualidad al trabajo que llevamos a cabo», manifiesta Mario Paul Martínez, encargado del equipo de postproducción. Es decir, de acicalar el material que se ruede e incluso ponerle algún que otro efecto especial.

Actualmente, se encuentran en fase de preproducción y están tratando de apuntalar un guión, que será su gran y única baza de cara a conseguir uno de sus objetivos más importantes para este curso: rostros conocidos para que encabecen el reparto. «La cosa es seducirlos con una buena historia ya que, de momento, no contamos con financiación externa. El año pasado nos apañamos con 300 euros y este quizá rasquemos poco más de 1.000. Pero esto es parte del día a día de la gente que se pone a rodar un corto. Incluso de los que ganan festivales en Sundance», destaca Guillermo López Aliaga.

En verano pasarán a la fase de rodaje, que pretenden finalizar antes de que los estudiantes se vayan de vacaciones y que desarrollarán tanto en el plató con el que cuentan en el edificio Atzavares como en localizaciones externas. Cuando arranque el año retomarán con la fase de montaje y «postproducción», con el objetivo de tener la cinta acabada a final de 2016 para comenzar a darle difusión.

Karima, una de las alumnas que forman parte de la Escuela de Cine, nunca había integrado un equipo de dirección de arte tan profesional. Tendrá que decidir desde el atrezzo de los decorados al vestuario tanto de los actores como de los extras. Todo determinado por el guión, claro. «El respeto al trabajo del resto de departamentos y la coordinación es fundamental en un rodaje», reseñan los docentes como una de las principales lecciones a aprender en esta Escuela.

Juan Luis, otro estudiante, sí que contaba con más experiencia en rodajes profesionales, ya que fue alumno del extinto Centro de Estudios de la Ciudad de la Luz, que actualmente proyecta reabrir el Consell con la Universidad de Alicante. «Experiencias como las que puedes vivir en esta Escuela son muy interesantes para ponerte en contacto con gente profesional que se mueve por Alicante. Por ejemplo, Rafa G. Sánchez, uno de los realizadores que colaboran con nosotros, me conoció el año pasado y ha contado conmigo como montador en otros trabajos de su productora», dice.

El propio Rafa G. Sánchez, que estudió hace años cine en Barcelona, argumenta «que en este tipo de centros, en Cataluña, suelen ser bastante habituales iniciativas como ésta; sobre todo de cara a generar una red local de profesionales para nuevas producciones».

Ninguno de ellos suelta prenda sobre el contenido del cortometraje en el que trabajan. Por una cuestión profesional o por si se gafa. Ya se sabe, las cosas del cine. Y si no se sabe, en esta Escuela, seguro que te lo explican.

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