Carmela Ríos -responsable de redes sociales en El Mundo- es una periodista de raza, pero de una nueva raza cibernética que no tiene nada que ver con una película de ciencia-ficción. Más bien de una nueva especie de profesionales expertos en elegir la red social adecuada para contarle a la gente qué está pasando de manera rápida pero sin dejar de lado las bases de la profesión. Demostró que «sí se puede» hacer este tipo de periodismo durante el 15-M, cuya narración a través de Twitter le valió un Ortega y Gasset. Quizá su nombre quede inscrito en los libros de historia como una de las precursoras de esta red social en España. En los libros de papel y digitales, por supuesto.

Usted acuña el concepto de «gimnasia narrativa» como la habilidad de elegir una red social para contar un hecho, según sus características. ¿Le hace falta al gremio mucho entrenamiento?

Sin duda, pero lo bueno es que puedes ir entrenando fuera del trabajo. Por ejemplo, una mañana me fui a la Puerta del Sol y me plantee hacer el ejercicio de tratar de sentarme en un rincón de este lugar emblemático. Con mi móvil, fui buscando historias entre toda la gente que estaba allí sentada. Les hacía fotos, vídeos... Salían varios relatos interesantes, con diferentes formatos. Pienso que cada historia tiene su manera de ser contada y eso exige una reflexión permanente.

El peligro es que, quizá, esa selección de qué red social utilizar para cada historia está demasiado sujeta a la improvisación en los medios.

Es la época que nos ha tocado vivir. Puedes taparte los ojos y seguir trabajando como lo has hecho hasta ahora, pero te comerá la competencia. Es obvio que hay una parte de improvisación, y una parte de prueba y error, pero de ese aprendizaje vamos a definir el periodismo del futuro.

De lo que se quejan compañeros es del tiempo que pierdes retransmitiendo o informando a través de redes sociales para hacer el periodismo de toda la vida.

Obviamente, no podemos perder la oportunidad de tomarnos una caña con una fuente para que nos pase un tema por poner dos tuits. Si eso se pierde, algo va mal. Pero creo que es perfectamente combinable una cosa con otra. Quizá hay más miedo a lo desconocido que falta de tiempo.

Twitter nació en 2006 pero usted defiende en su libro «Cómo el 15-M cambió la información», que en España pegó el «petardazo» periodístico tras el movimiento en las plazas. ¿En qué se basa?

En varias razones. En 2011 eclosionó porque fue útil para esa gente que, dentro y fuera de España, quiso seguir el movimiento cuando los medios, en un principio, no le dieron demasiada importancia. Asimismo, Twitter era una herramienta logística para los propios «indignados» a la hora de organizarse entre las plazas. Era la mejor manera de conocer cómo funcionaba el 15-M por dentro. En EE UU ya tenía fuerza pero en España solo los redactores más inquietos le daban uso.

La manida frase de «lo peligroso que es condensar una información en un tuit de 140 caracteres» entiendo que está ya «demodé», ¿no cree?

Un tuit puede ser inservible si no aplicas las reglas básicas del periodismo: relevancia, que esté bien contrastado y, sobre todo, bien contado. Además, ya no son 140 caracteres, porque en un tuit puedes meter un link, una foto, un vídeo, e incluso puedes retransmitir en directo...

Y ahí entra Periscope.. ¿es el futuro o solo un pasito más?

Son herramientas que se van añadiendo. No obstante, me remonto a cuando trabajaba en CNN+ y pienso en todo lo que se necesitaba para hacer una retransmisión en directo. Ahora, con una app en un dispositivo móvil lo tienes. Es alucinante.

Al igual que ocurre con el cerebro humano, ¿cree que a Twitter no le hemos sacado ni el 15% de sus posibilidades?

A Twitter y a infinidad de redes sociales. Aunque no nos lo creamos, estamos en el primer escalón; está todo por hacer.