La cuenta atrás para conocer si la empresa concesionaria del nuevo Mercado Central puede seguir llevando adelante su proyecto o, por el contrario, el Ayuntamiento de Elche decide finalmente interrumpir la operación urbanística y plantearse llegar a indemnizar a la adjudicataria, ha comenzado.
Aparcisa, la mercantil que, por contrato firmado a principios de marzo de 2015 con el Consistorio (entonces gobernado por el PP) se hizo con la actuación -con un proyecto que incluye derribar el actual edificio, levantar uno nuevo, musealizar los restos arqueológicos de la zona y generar incluso cuatro plantas de aparcamiento subterráneo- entregó ayer las últimas subsanaciones.
Estas mejoras al proyecto fueron requeridas por el Ayuntamiento, al detectar sus técnicos una serie de problemas, un total de 25, en algunos de los proyectos, carencias todas ellas subsanables, según indicaron en su día distintas fuentes municipales.
La adjudicataria, con la paciencia al límite, pero a sabiendas de que ha percibido un cambio de actitud en el equipo de gobierno, el cual viene insistiendo en que no le gusta la actuación que adjudicó el PP, pero que existe la obligación legal de cumplir con el contrato, se comprometió a solventar, por enésima vez, estas cuestiones técnicas.
Uno de estos elementos técnicos por solucionar que más interés ha suscitado es cómo se van a resolver los accesos al aparcamiento a habilitar bajo el edificio de abastos, es decir, por dónde van a entrar y salir los vehículos.
La opción que más fuerza ha cogido en las últimas semanas, según ha trascendido, es que los vehículos puedan circular en doble sentido por la antiguamente denominada calle Salitre, situada entre la ladera del río y el propio edificio central del Ayuntamiento, de manera que también puedan salir por Carrer Major de la Vila, un vial empedrado y semipeatonal en estos momentos,
La antigua calle Salitre es de un único sentido de ingreso, pero la opción es ensancharla, suprimiendo el carril bici de la banda izquierda, quitando los bolardos y reduciendo aceras.
La cuestión es que los accesos del tráfico al aparcamiento subterráneo del Mercado Central y que esa posible solución encaje con el planeamiento de la futura peatonalización del centro, con la calle Corredora como uno de los ejes centrales, es uno de los temas que más parece preocupar al tripartito, al cual, no hay que olvidar, no le gusta para nada que haya un parking subterráneo, que se tenga que tirar abajo el actual edificio y, por tanto, no se apueste por la rehabilitación.
Por otra parte, la plataforma Salvem el Mercat (de la que forma parte dos miembros del tripartito: PSOE y Compromís) mantuvo ayer una nueva reunión. A la misma no asistieron representantes socialistas, pero sí de Compromís, Ciudadanos, Ilicitanos por Elche o Podemos. El encuentro, según pudo saber este diario, fue tenso (incluso se llegó a plantear la posibilidad de expulsar a Ciudadanos de la plataforma) y se convocó tras las últimas reuniones del tripartito con los distintos grupos de placeros y comerciantes de la zona, y después de tener conocimiento de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha resuelto en contra de la paralización del Plan de Reforma Interior (PRI) del Mercado Central.
Dicha plataforma se ratificó ayer en su oposición a la construcción de un «centro comercial» en el lugar que ocupa el actual edificio y que se plasmó en diciembre de 2014 en el tercer manifiesto unitario en contra del proyecto del nuevo mercado.
Salvem el Mercat insiste en que el nuevo proyecto «supone la destrucción de nuestro patrimonio arquitectónico y arqueológico y la venta del Mercado Central y del subsuelo de las calles y plazas adyacentes a una empresa privada, para construir un centro comercial, para su propiedad privada».
La plataforma ha acordado solicitar una reunión con el tripartito para conocer de primera mano en qué situación se encuentra la tramitación del proyecto, además de preguntar sobre una iniciativa encaminada a la petición de la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para los baños árabes descubiertos a las puertas del actual edificio, reconocimiento que, según el Consell, ya tiene.
