«Estamos dispuestos a apoyar por tierra, mar y aire cuando sean inversiones que tengan de verdad ese contenido productivo, innovador y que sean claramente no especulativas. Si hay algún buen proyecto, vamos a tener los brazos abiertos y trabajar con ellos». En estos términos, se pronunciaba ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en un desayuno informativo organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum. A modo de ejemplo, hablaba de un «grandísimo» proyecto de ampliación de una multinacional española en el campo de Elche. «No puedo dar detalles, pero es un proyecto muy importante», decía tratando de zanjar la cuestión. No concretaba mucho más, pero tampoco era necesario. El jefe del Consell ponía el foco así en las negociaciones que ya ha abierto Tempe -la empresa comercializadora del calzado y los complementos que el grupo Inditex destina a marcas como Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka o Stradivarius-, para tratar de expandirse en Elche. Ahora bien, no es una ampliación sin más. El objetivo es llegar a convertir las instalaciones ilicitanas en su mayor centro logístico mundial, e incluso en círculos empresariales ya se especula con que puede ser la mayor plataforma distribuidora de calzado de todo el mundo, al triplicar prácticamente las instalaciones con las que cuenta ahora.

De momento, y tras la última ampliación, finalizada en 2011, Tempe dispone de algo más de 150.000 metros cuadrados en Elche Parque Empresarial distribuidos en tres edificios, para oficinas y la plataforma logística internacional, desde donde recibe y envía calzado para todo el mundo. Sin embargo, la situación les ha desbordado, hasta el extremo de que la empresa superó por primera vez los 1.100 millones de euros en ventas durante 2015, un 16% más que un año antes, y la plantilla ya se sitúa en el entorno de los 1.700 trabajadores, con lo que, de salir adelante el proyecto, podría llegar a cifras bastante halagüeñas si se mantiene la proporción.

Eso ha llevado a que la ampliación se haya convertido en un objetivo prioritario. De hecho, la firma ha empezado a negociar con el Ayuntamiento esa expansión, y, según admitían ayer fuentes empresariales, se han pedido más de 300.000 metros cuadrados, lo que explica que el equipo de gobierno ilicitano haya movido ficha con carácter urgente para promover la ampliación del parque industrial de Torrellano. Sin embargo, todo se ha tratado de llevar -y se lleva- desde la más estricta confidencialidad, tanto por una parte como por la otra, fiel a la filosofía que marca el día a día de Inditex y de Tempe.

En principio, parece ser que la empresa quería que esa expansión se produjera en dirección en Elche, en la zona anexa a lo que hoy es la tercera fase, y donde aún quedan parcelas vacías, aunque no suficientes para el proyecto de este macrocentro. Sin embargo, cualquier paso que se dé en este sentido se quiere que vaya de la mano de la ampliación del polígono de Torrellano, que ya se ha anunciado que será de 500.000 metros cuadrados, entre la A-7 y la Vía Parque.

Ya en 2008, cuando se cerró el anterior desarrollo, en la tercera fase del parque de Torrellano, tras unas duras negociaciones, se dejaba claro que aquella inversión -entonces de 90.000 metros cuadrados de suelo industrial- llevaba aparejada la disponibilidad en futuros desarrollos de Elche Parque Empresarial de más de 200.000 metros cuadrados que garantizaran la expansión a corto plazo. Incluso se habló de 2016 como fecha clave. No obstante, es ahora cuando parece que la compañía ha decidido dar el paso, con el condicionante de que lo que se requiere es más superficie, y que se maneja el horizonte del año 2018. Eso precisamente es lo que también ha hecho que se abra una nueva vía de negociación, ésta entre el Ayuntamiento y el Gobierno valenciano, con el fin de promover una Actuación Territorial Estratégica (ATE), que permitiría agilizar el proceso y cumplir los tiempos marcados. Esto, además, ha motivado en parte que el Ayuntamiento ya haya encargado a la empresa municipal Pimesa que lidere del desarrollo de la nueva zona industrial y que haga frente con fondos propios al primer desembolso necesario para llevar a cabo a la ampliación. Al final, es una sociedad pública la que encabeza la actuación, tratando de salvar así cualquier escollo para la ATE de un proyecto que, sin llegar a nombrarlo literalmente, Ximo Puig no ocultó ayer que ve con muy buenos ojos.