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A golpe de impulsos

Perfil de la concejal que salió de un partido, creó otro, y acabó formando parte de un tripartito

A golpe de impulsos

Cristina Martínez Rodríguez ha pasado de ser la concejala tímida, que apenas abría la boca en buena parte del anterior mandato del PP con Mercedes Alonso, a acabar con la mayoría absoluta de ésta. De ser la auténtica sorpresa en las pasadas elecciones municipales, al lograr su partido, Ilicitanos por Elche, dos concejales, a desquiciar al PSOE y poner al borde del precipicio al denominado «gobierno plural».

Amada y odiada a partes iguales, Martínez ha conseguido desestabilizar nada menos que a dos gobiernos municipales y es, desde junio de 2014, la edil donde están puestas todas las miradas.

Al mediodía del 14 de julio de 2014, Martínez presentaba su renuncia como edil del PP y dejaba a este partido en minoría. Antes, el 30 de junio, durante un pleno, sorprendió a muchos al hacer público el desencuentro que arrastraba no sólo con la alcaldesa, Mercedes Alonso, sino también con el responsable del Hospital General de Elche e incluso con el conseller de Sanidad, Manuel Llombart. El divorcio con el PP se había consumado. Todo ello pese a que las familias de Alonso y de Martínez eran íntimas.

Su padre, el industrial Santiago Martínez, formó en 1995 parte de la candidatura del PP que, encabezada por Manuel Serrano y en la que también estaba Alonso, ganó las elecciones municipales. Lograron 13 concejales por 11 del PSOE, pero el PP no gobernó. Santiago Martínez también apoyó significativamente a Mercedes en las campañas electorales del PP hasta que consiguió ser la primera edil de Elche.

Incluso no cabe perder de vista que el hermano de Cristina Martínez, Santiago Martínez, tuvo que ser incluido en las listas del PP al Congreso, donde permaneció como diputado nacional durante una legislatura. Su recorrido político acabó cuando Cristina Martínez decidió morder definitivamente la mano que la alimentaba.

De la amistad y el cariño entre Martínez y Alonso pasaron casi al odio visceral. El desencuentro explotó a diez meses de las elecciones municipales y las relaciones volvieron a retomarse con cierto respeto tras conocerse los resultados de los comicios, en la ronda de conversaciones que se iniciaron para intentar buscar un acuerdo de gobierno y que finalmente fructificaría con un pacto que se escenificó por parte del PSOE, Compromís e Ilicitanos por Elche el 10 de junio de 2015 en el restaurante del Parque Municipal. Desde el minuto uno, la pregunta fue ¿cuánto tiempo duraría este tripartito con el PSOE y una exedil del PP?

Cristina Martínez es tan querida como repudiada. Las redes sociales, su herramienta preferida para difundir sus gestiones, sus logros, sus ataques, pero también para ser diana de críticas y comentarios duros, al igual que registra numerosos apoyos y mensajes de ánimo, son testigo de ello.

Precisamente han sido sus post en una red social los que en parte también han ido crispando el día a día del tripartito. Exabruptos, contestaciones amargas a vecinos, descalificaciones a la profesión periodística y a los políticos, sobre todo al PSOE, PP y Ciudadanos (partido que la tanteó antes de las municipales y que rechazó para dar a luz Ilicitanos por Elche) etcétera, se han venido vertiendo en su muro personal.

Cristina Martínez justificó que fundaba Ilicitanos porque no tenía cabida en ningún otro partido. Su deseo de permanecer siempre libre, sin hipotecas políticas, sin plegarse ante nada ni nadie «sólo a los ilicitanos» y sin depender de un sueldo político para vivir (aunque cobra las indemnizaciones por asistencia a órganos municipales), la ha llevado a granjearse grandes enemistades, a airear cuestiones de todo tipo y a aislarse políticamente (salvo Compromís, el resto de partidos del arco municipal no empatizan con ella). Ilicitanos por Elche pasa ahora a la oposición, desde donde se vaticina ya que, al igual que hizo cuando abandonó el PP, va a empezar a sacar información «delicada» tras permanecer ocho meses incrustada en el Ejecutivo.

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