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Tania «Nita» Miralles Gil

«El cambio empieza por uno mismo y para eso se necesita constancia, compromiso y coraje»

Nita sabe de lo que habla, ya que lo dejó todo para trabajar en un humilde orfanato en Kathmandú

«El cambio empieza por uno mismo y para eso se necesita constancia, compromiso y coraje»

Tania Miralles Gil -prefiere que la llamen Nita- nació hace menos de 30 años en Elche y circunstancias personales la llevaron a tomar un cambio radical en su vida. De tenerlo todo y montar una empresa, a no querer nada y trabajar en un humilde orfanato en Kathmandú. En paralelo, el yoga le ayudó a cambiar y a mejorar, y, tras recorrer Europa y parte de Asia, vive en Israel. Ha impartido cursos de yoga incluso en su tierra, aunque ya es una ciudadana del mundo, mientras que a través de sus redes sociales y su web (www.elreinodenita.com) busca la forma de hacer de este mundo un sitio más alegre y feliz compartiendo sus conocimientos de esta disciplina física y mental a través de las nuevas tecnologías. Lleva una década fuera de Elche. Se marchó a los 18 y estudió Administración y Dirección de Empresas y Marketing. Habla inglés y hebreo y ha vivido en Holanda, Finlandia, Nepal y Birmania.

¿En que momento le cambia la vida?

Me fui a Madrid y terminé los estudios en Holanda. Luego estuve en Finlandia y posteriormente regresé a Elche a montar un negocio. Por problemas familiares descubro que el dinero no da la felicidad y decido dejarlo absolutamente todo.

Eso significa madurez...

Renuncio sobre todo a lo material, porque estamos muy enganchados. Creo que hay que sufrir muchísimo para poder desapegarnos. Da igual que tengas o no un Ferrari. Es saber no depender de las cosas ni de nadie: de nuestra madre, de nuestros amigos, de nuestra pareja...

Y de repente cambia 180 grados su vida

Sí. Me digo: no quiero saber nada del mundo y quiero irme al otro extremo. Yo siempre busco mucho el equilibrio, como Buda, el término medio; o como Aristóteles, que hablaba de la virtud; o como Confuncio. Son tres filósofos que hablan de lo mismo en ese sentido. En ocasiones tienes que tocar ambos extremos para buscar el equilibrio.

Pero viene de ADE, un mundo materialista, economicista...

Sí, y de una familia bien posicionada. Nunca me ha faltado de nada y, de repente, dije: me voy a un orfanato, donde no tenga de nada. Empecé en Nepal y estuve dos meses con niños con piojos, dormía en una cama de madera, había pobreza y cuando salía a la calle había basura.

¿Y cómo llega al mundo del yoga?

Antes de irme de Elche ya había contactado con este mundo, porque tenía mucha ansiedad y a través de una amiga empecé a ir a clases. Y veía que me venía muy bien y quise ir a donde el yoga nació. Me fui de Nepal a la India, donde tomé muchas clases. Y al final lo convertí en un hábito. Lo que necesitamos no es que nadie nos solucione la vida, es tener recursos, herramientas para poder enfrentarnos, porque los problemas van a venir siempre, estés donde estés.

Y poco a poco lo convierte en su forma de vida...

Sí, hace un par de años hice un curso oficial, obtuve mi título y lo hice sólo como estudiante, para ir mejorando, pero durante el curso me fui transformando. Mi gurú es indio, cree totalmente en mí, de hecho no coge a cualquiera, y estamos a punto de publicar un libro juntos, primero en inglés y «on-line» y luego queremos editarlo en castellano.

¿Y también en su modo de ganarse la vida?

Sí claro, tontos no somos (risas). El concepto de yoga, de que tienes que ser pobre, humilde, vegetariano o tener determinado tipo de figura... no es eso. El yoga va mucho más allá, es una forma práctica de vida, y tener dinero no significa ser mala persona. En la sociedad en la que vivimos hace falta dinero para comprar comida, moverse, pero es lo que hablaba del término medio. Buda fue rico, pertenecía a la familia real y luego fue a la pobreza y descubrió que ni la riqueza ni la pobreza eran lo que llenaban, era el término medio. Que tengas tú el control de tu vida, no que la vida te controle a ti. La dependencia tiene que ver con las cosas materiales, pero también con las personales. ¿Cuánta gente joven no se marcha o no cambia de vida por no desagradar o dar un disgusto a los padres? Hay que tener valentía y coraje para eso por supuesto.

¿Perspectivas a corto y medio plazo?

Yo creo en un yoga libre. El yoga hace mejores personas y cuantas mejores personas haya en el mundo, más felices seremos y menos conflictos de todo tipo habrá. Se trata de proporcionar herramientas al mayor número de personas posibles para que podamos beneficiarnos y convertirnos en personas más equilibradas. También es muy importante educar en el amor desde niños. No hay una asignatura que trate el amor ni muchas otras cosas. Una persona que sabe recibir y dar amor ya tiene un concepto de vida distinto.

¿Cómo ve una ilicitana el conflicto árabe-israelí?

Los medios de comunicación son terribles, están muy polarizados. No reflejan la realidad, por eso decidí ir a Palestina para saber qué pasa, verlo con mis ojos. Palestinos e israelíes son amigos. En la empresa de mi marido hay personas con todo tipo de creencias y todos se llevan fenomenal. Los problemas son más por los políticos, por los intereses económicos y por los radicales o fanáticos, sean ortodoxos, cristianos o musulmanes.

En la España corrupta ¿el principal problema que tenemos es el egoísmo, la avaricia...?

Yo creo que eso no es egoísmo, es ansiedad y miedo, son prejuicios. Como decía Gandhi: el cambio tiene que empezar por uno mismo. Como estés esperando que lo haga el vecino, no va a ocurrir nunca y para eso necesitas coraje, constancia y compromiso.

¿Consejo para aquellos jóvenes que quieren cambiar de vida y no se atreven?

Yo no les daría un consejo, les haría una pregunta: ¿Por qué te da miedo brillar? Todo el mundo tiene brillo y capacidades, y muchas veces nos ponemos limitaciones u otras personas nos limitan. Pregúntate cuáles son tus miedos, y cuando vas a la raíz del problema, es cuando puedes descubrir cómo resolverlo. Muchas veces no es ni la pareja ni el trabajo, sino tú mismo el que te limitas. Hay que dejar de echar la culpa a los otros. Busca responsabilidad tuya porque convertirse en una víctima es muy fácil. Lo difícil es decir yo puedo con todo y voy a hacerlo. Siempre hay luz en la oscuridad.

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