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Mireia Mollà

Un equipo que, hoy por hoy, cultiva la paciencia desde la retaguardia

Mireia Mollà es, por el momento, la «convidada de piedra» del tripartito, ya que la joven política ilicitana aún no ha dicho esta boca es mía. Los tres concejales que acompañan a la discípula de Mónica Oltra en el Ayuntamiento ilicitano llevan justamente cien días haciendo no poco, sino ningún ruido. Propuestas ancladas en la filosofía de Compromís son las que hasta la fecha se sitúan entre los escasos logros de la agrupación, que en el reparto de áreas se quedó con Representación Institucional (que ostenta la propia Mollà); Asociacionismo, Participación y Órganos Municipales (Felip Sánchez); Eficiencia Energética, Medio Ambiente y Rural, Parques y Jardines y Palmeral (Antonio García) y Comunicación, Transparencia, Responsabilidad Social y Movilidad Urbana (Esther Díez), unas concejalías que más de uno creyó que respondían a criterios situados puramente en el capricho y el antojo de los concejales electos que de la operatividad de un gobierno como el de Elche. Ni frío ni calor. Las aportaciones de los ediles de Compromís hasta la fecha han sido más bien nimias y todos ellos han hecho gala, al menos de puertas para afuera, de mantener unas excelentes relaciones con sus otros dos socios de gobierno. De hecho, los elogios en este caso circulan en todas las direcciones y la sonrisa de la que se rumoreó que podría ser consellera en las Cortes anula cualquier atisbo de discrepancia. En este caso es posible que Compromís haya hecho una apuesta a largo plazo y que sea el devenir de los acontecimientos el que determine en el futuro dónde se posiciona. Por el momento, los cuatro ediles de Compromís cumplen a rajatabla aquel refrán que decía que «A la larga el galgo a la liebre mata».

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