Apenas lleva un año en funcionamiento, pero la Unidad Canina de Rescate del Consorcio Provincial de Bomberos ya ha dado muestras de sobra de su utilidad. Al menos una docena de ellas, porque esa es la cantidad de dispositivos de búsqueda de personas desaparecidas que se han llevado a cabo en el último año en la provincia y en los que ha participado la Unidad, compuesta por cuatro equipos de un guía canino y un perro adiestrado.

A finales de agosto del año pasado fueron localizadas en la sierra de Hondón de las Nieves dos adolescentes gracias al posicionamiento móvil y a la labor de perros detectores. Las búsquedas en las que el desenlace es el rescate de una persona viva son, por descontado, las más satisfactorias, y los propios perros lo notan. Juan Luis Ruiz, bombero del Parque Comarcal del Baix Vinalopó y adiestrador de Lolo (un perro de aguas español) asegura que cuando el perro indica que ha hallado un rastro en su propio comportamiento se percibe si la persona desparecida está en buen estado. Cuando no es así, abatido y algo más apático el perro ya señala con su actitud que algo no va bien.

La búsqueda en grandes áreas es la más compleja y precisa de una buena organización y coordinación, para no dejar un palmo sin revisar y para que las personas que participan en el operativo no confundan o distraigan el rastro que busca el perro, que se guía por venteo detectando partículas de la epidermis de la piel y gases de la exhalación que flotan en el aire, por lo que puede discriminar si la respiración es débil.

El pasado mes de septiembre un hombre de 74 años desaparecido en Algorós, en Elche, fue hallado sin vida tras un gran despliegue de familiares, voluntarios y personal de DYA o Protección Civil; decenas de personas coordinadas en torno al objetivo común de encontrar cuanto antes a alguien que necesita ayuda. La participación de los perros es a veces sólo un recurso más que sumar para localizar una aguja en un pajar, pero en otras ocasiones marca la diferencia entre llegar a tiempo hasta alguien o pasar de largo.

Así fue para una mujer de 81 años que el pasado mes de junio fue localizada en Serra Grossa tras pasar dos días desaparecida, ya muy débil y deshidratada oculta tras un seto, después de que varias personas hubieran pasado cerca de ella sin percatarse. Hasta que Narciso Ayuso Bolaños, un bombero de Alicante guía canino del grupo Gerca, la localizó. O más bien lo hizo Maya, una perrita que fue rescatada con 15 días a punto de morir por malnutrición, que fue adiestrada tras mostrar cualidades y que ahora -cuando con siete años estaba a punto de retirarse- ha salvado la vida a alguien que no habría soportado mucho más tiempo sin comer ni beber en la sierra.

Orografía

El buen clima en la provincia y su propia orografía contribuyen a que muchas personas salgan a la montaña, también extranjeros que visitan Alicante en temporada turística y no conocen la zona. Que sufran un accidente, un golpe de calor o que se desorienten y se les eche la noche encima puede ocurrir y ocurre. No en vano, la Unidad Canina de Rescate de Bomberos ha tomado partido también en los últimos meses en la búsqueda de un hombre de 34 años que fue hallado sin vida en Serra Gelada, en Benidorm, el pasado mes de marzo (donde se localizó su cuerpo en una zona de difícil acceso gracias a la detección olfativa de los perros); o en la de una niña de cinco años que L'Avaiol (Petrer) que desapareció caminando por una carretera con la fortuna de que una vecina la vio y la refugió en su casa; o en la localización de un hombre de 84 años con alzheimer que estuvo perdido una noche completa en junio en Elche hasta que le encontró un ciclista...

La lista supera la docena de intervenciones en un año, y ha pasado por Beneixama (por la desaparición de una vecina de 61 años), por Muro d'Alcoi (donde se buscó a un hombre de edad avanzada en febrero) o por Calpe (ante el aviso de que se había extraviado un joven la pasada primavera), tal y como enumeran los bomberos que se han integrado en esta Unidad y que acumulan años de experiencia que les ha llevado a viajar a Turquía, Paquistán o Haití para participar en operativos ante grandes catástrofes.

Escombros

Pero los equipos caninos pueden enfrentarse a otras situaciones que resultan bien distintas a ese tipo de búsquedas en grandes áreas. Otro escenario que también se entrena y que resulta de especial utilidad en una zona de elevado riesgo sísmico como la de Alicante es la búsqueda en escombros (o estructuras colapsadas), que tiene la ventaja de reducir la superficie de búsqueda a una zona acotada pero que implica unas posibilidades de supervivencia más reducidas para las posibles víctimas. En esos casos, a menudo se trata sobre todo de descartar que haya personas atrapadas, y un ejemplo se dio en Elche el pasado mes de abril, cuando un edificio de cinco plantas se desplomó en el barrio de Carrús sin que en un primer instante se supiera si había alguien dentro. Titán, el pastor belga malinois del bombero de Elche Sergio Pérez, revisó los escombros y no percibió la presencia de ningún herido. Mientras la Policía se aseguraba con los vecinos de que nadie echara en falta a ningún familiar o conocido, el papel del equipo cinológico resultó fundamental porque en ese tipo de emergencias cada minuto juega en contra.

Los resultados de los primeros meses de funcionamiento de la Unidad Canina de Rescate hacen que sus integrantes no duden de que la provincia debería contar con más equipos cinológicos, pero siempre desde el rigor y la profesionalidad, el entrenamiento constante semanal y con perros de confirmación. Fernando Ginés Martínez con Zara -pastor belga malinois-, y José Luis Moreno con Buddy -un golden retriever-, ambos bomberos de Benidorm, completan la Unidad Canina de Rescate, cuyos miembros se integran también en agrupaciones y ONG como Gerca o USAR13 para seguir formándose constantemente, algo que les ha llevado a ganar competiciones nacionales, trofeos que no son más que entrenamientos con el único objetivo de seguir buscando vida.