Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A Pie de Calle

Un infierno de trabajo

Carpinteros, socorristas o comerciantes son solo algunos de los empleos que les toca realizar su labor a pleno sol

Los obreros trabajan de sol a sol y para algunos tener que llevar las herramientas a cuestas les hace pasar el día más agobiados y con calor.

«Es una lata el trabajar todos los días te tienes que levantar». Esta frase de la famosa canción de Luís Aguirre parece que hoy en día no tiene mucho sentido pues más que una lata, es una suerte el poder trabajar. Sin embargo, el verano puede convertir el trabajo más que en una lata en un infierno, y no por no estar a gusto en el puesto de trabajo, sino por las altas temperaturas que a muchos les aploma y les provoca que los segundos se conviertan en minutos y los minutos en horas.

Hablar de verano y trabajo es hablar de carpinteros que tienen que aguantar las horas más calurosas del día al sol, cargados con herramientas pesadas que acentúan el bochorno veraniego. Este es el caso de Paco Áreas, obrero de la Circunvalación Sur. «Imagina cómo tiene que ser estar aquí con el calor que hace», comenta Áreas y añade que esta semana ha sido bastante dura para él por la ola de calor que ha «achicharrado» Elche. «Lo único que puedes hacer es beber agua para que al menos pase el día lo más rápido posible», comenta el trabajador.

El oficio de barrendero es otro que no descansa ni en los días más calurosos. Mantener la ciudad limpia aparte de un deber es una necesidad y aunque el mercurio marque temperaturas insoportables, lo cierto es que los barrenderos tienen que recorrer con su escoba todas las calles de la ciudad para mantenerla impoluta. «En mi horario de trabajo suelo beberme dos litros de agua», afirma Jesús A., un barrendero ilicitano que siempre que puede busca la sombra para hacer más llevadero su trabajo. «Mi horario es de 6.30 horas hasta las 13.30 y sin duda las horas que se me hacen más pesadas son las que transcurren a partir de las 10.30 horas, justo después de terminar de almorzar», afirma el barrendero.

Con el calor, la gente acude a las playas y esta es una valiosa oportunidad para los inmigrantes que hacen «top manta» y pasan demasiadas horas a la luz del sol vendiendo sus productos. Peor es aún cuando se tienen que desplazar por las playas, cargados con bolsas que pesan bastante.

Para sofocar el calor, expertos aseguran que hay que beber mucho líquido y comer fruta, pero para ello tienen que haber vendedores ambulantes. En la época estival los mercadillos se llenan de gente que busca comprar la fruta de temporada, como el melón de Carrizales o la sandía. Los comerciantes saben que pueden hacer su agosto y para ello tienen que soportar las altas temperaturas al sol y vigilar que los productos que venden no se estropeen con el calor. «A nadie le gusta trabajar en verano, pero es lo que toca, no podemos hacer otra cosa que no sea aguantarnos», afirma Fini López, comerciante del mercadillo que todos los viernes se abre en el barrio de Casablanca. Para López no hay un remedio concreto, pero confiesa que se hace duro sobre todo cuando llega mucha gente a comprar, ya que hay que mover cajas de un lado para otro.

Un trabajo veraniego, aunque más refrescante es el de socorrista, que aunque tienen que estar de sol a sol vigilando playas y piscinas, la indumentaria que deben llevar les hace pasar la jornada de trabajo más amena. Y es que aunque pasen calor, las vistas al mar cuanto menos hace más agradable la jornada laboral.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats