La necesidad de dedicar mayor atención a las cosechas, uno de los pilares básicos de la agricultura ecológica, que va unida al menor uso de las máquinas, hace que el precio de las frutas y verduras aumente respecto a los productos cultivados de manera tradicional. Ese incremento se sitúa en torno a un 25% y un 30%, según expertos del sector. Sin embargo, los trabajadores del campo que fomentan las cosechas ecológicas defienden la necesidad de «invertir en salud».
En este sentido, la mano de obra aumenta en este tipo de modeo agrario debido a que el éxito o no de la producción depende de la propia naturaleza, además de los conocimientos o formación de los trabajadores.
Y es que, el agricultor ecológico ha de luchar sin productos químicos con las plagas que acechan todo e año.
Asimismo, para que un productor ecológico pueda diferenciarse en el mercado tiene que pagar para que le certifiquen su producto. Le cuesta ser ecológico tanto por las prácticas, como por los productos que pueden utilizar frente a otros que son más baratos. En cambio el productor convencional no tiene que pagar por esa distinción.
Entre las ventajas, expertos señalan que la agricultura ecológica preserva la calidad nutritiva de los alimentos a través de un alto nivel contenido en valor proteico, vitamínico, etc.
La clave en la preservación de un alto nivel nutritivo reside en técnicas que contemplan la eliminación de productos tóxicos, rotación de cultivos. a. f.
