La palma blanca de Elche volvió a ser ayer un emblema en la misa del Domingo de Ramos del Vaticano, presidida por el Papa Francisco I.

La plaza de San Pedro albergó esta tradicional joya ilicitana, elaborada por la familia Serrano-Valero. Coronada con una cruz, la gran palma rizada, decorada con varios motivos de la ciudad y del catolicismo, estuvo presente en uno de los actos más significativos. Colocada en un pedestal sobre el altar donde se celebra la multitudinaria eucaristía.

Visible para todo el mundo, el trabajo cuenta con el distintivo de Elche, una etiqueta que acredita su certificado de autenticidad. Según la tradición, el Papa no puede portar en sus manos la palma ilicitana, ya que está establecido la obligación de llevar una palma con forma de espiga, procedente de la localidad italiana de Bordiguera.

A pesar de ello, el ramo ilicitano estuvo presente en la bendición de las palmas antes de dirigirse al altar donde el santo pontífice ofrece una misa.

De manera similar, pero con otros detalles y motivos, personas ilustres como la Familia Real, el presidente del Gobierno, el obispo, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, entre otros, recibieron las tradicionales palmas blancas confeccionadas por las familias Valero Serrano y Carbonell, así como el taller municipal. Durante décadas, el nombre de Elche circula por el mundo entero gracias a la popularidad del Domingo de Ramos y el trabajo de las familias artesanas que hacen perdurar una tradición única.