Más de 63.000 personas elevaron ayer sus palmas al cielo en un Domingo de Ramos, que pasará a la historia por la gran participación de ilicitanos, visitantes y turistas en la procesión de Jesús Triunfante, más multitudinaria que el pasado año.

Convertida en una auténtica Jerusalem de Occidente, la ciudad demostró el valor de su Fiesta de Interés Turístico Internacional y se adentró de lleno en la Semana Santa. Desde el inicio de la jornada, el ancho y largo del paseo de la Estación se llenó de público para asistir a la bendición de las palmas con el vicario episcopal de Elche, Vicente Martínez, lo que hizo presagiar el éxito de la cita religiosa.

Así, pasadas las once de la mañana, el pas de la «burreta» iniciaba su recorrido portado por los costaleros de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Rescatado, que cumple 35 años desde su fundación.

La banda de cornetas y tambores del Nazareno abrió el camino al trono entre las calles ilicitanas y entre un manto de palma blanca. Tras el paso, la banda de la Flagelación y Gloria marcaba el ritmo de una marcha que sí llevó un ritmo algo más lento que en anteriores ediciones, debido a la gran afluencia de público que participó en la procesión, tal y como confirmaron desde la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.

En torno a las 12.30 horas, llegaba el inicio de la procesión a la Glorieta, donde no cabía ni un alfiler. Con el sol en lo alto del cielo, los espectaculares ramos elaborados por artesanos ilicitanos captaban las miradas de todos los presentes. Auténticas joyas, confeccionadas durante meses por familias de la ciudad de las palmeras que hacen que el Domingo de Ramos tenga un calado internacional.

Tras ellos, representantes de las asociaciones y entidades culturales de la ciudad, la Reina y las Damas de las fiestas y los estandartes de todas las cofradías llenaban el recorrido.

Así, el trono de Jesús Triunfante, adornado sólo con palma blanca, se abría camino entre la multitud y recibía el cariño de todo el pueblo, sobre todo de los más pequeños.

Tras sus pasos, la alcaldesa, Mercedes Alonso, acompañada por concejales de su equipo de gobierno, así como de la oposición, cerraron la larga comitiva.

La gran afluencia de turistas también fue una nota característica en la jornada, no sólo entre el público, sino también en el recorrido de la procesión.

Calor y ropa de verano

Las altas temperaturas en la ciudad, (entre 26 y 27 grados al mediodía) marcaron el Domingo de Ramos con un sol radiante a lo largo de toda mañana. De hecho, el servicio de emergencias de DYA tuvo que realizar una quincena de atenciones por lipotimia.

De esta manera, la vestimenta de los ilicitanos para vivir la festividad religiosa fue más propia del verano, que de la primavera. Las mangas cortas, e incluso los tirantes reinaron en las calles y las chaquetas se convirtieron más en un estorbo que en otra cosa.

Y es que, las sandalias también se dejaron ver entre algunas mujeres, pese a estar a finales de marzo. Con ello, la cita tradicional contó con galas a la última moda y con un arcoiris de colores, que acompañó el primer desfile de la Semana Santa.