El Juzgado de Primera Instancia número 3 de Elche celebró ayer la primera sesión de un juicio por la demanda de un joven crevillentino con un grado de discapacidad física del 84% a quien se negó el acceso en abril de 2013 al Auditorio de la Diputación de Alicante, ADDA, para la representación de una ópera compuesta por un compositor de su municipio. El joven se desplaza en una cama adaptada con una máquina respiratoria y había sido invitado por el artista, quien horas antes de la representación le llamó para decirle que no fuera, que no habían autorizado su entrada. Alfredo S. S., que tiene sus facultades mentales intactas, declaró ayer en el juicio que la desilusión que le había provocado no poder acudir a un acto que llevaba tanto tiempo esperando con fan del compositor se mantiene a día de hoy. En su demanda de protección de derechos fundamentales reclama que se le ha discriminado y se ha lesionado su derecho a la igualdad, su dignidad, y reclama una indemnización de 30.000 euros por daños morales. Su padre también declaró y aseguró que han acudido a otros teatros y auditorios sin problemas, que su hijo «sale cuando quiere a donde nos dejan, está vivo, no se va a morir entre cuatro paredes».

La presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, ocupó en el juicio la posición de demandada por su cargo de responsable legal del ADDA (si bien la demanda se dirige contra la Fundación de la Comunitat Valenciana Auditorio de la Diputación de Alicante ADDA), aunque dijo que no participa en la toma de decisiones del día a día, del mismo modo que el diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, citado como testigo. Este último apuntó al responsable de mantenimiento y seguridad del Auditorio como quien tomó la decisión con criterios técnicos. Precisamente este funcionario explicó que en la sala donde se celebraba el concierto existe una zona destinada a discapacitados en silla de ruedas como exige la ley pero no para camas, y que ubicar al demandante en un espacio que obstaculizara las vías de evacuación era peligroso y está prohibido por ley, por lo que era necesario haber recibido una solicitud por escrito e información sobre el estado de salud del invitado para encontrar un espacio adecuado que la sala no lo tiene.

El juicio quedó suspendido a la espera de que se localice a dos testigos, uno de ellos fundamental para las partes (el compositor de la ópera, a quien apunta el ADDA como responsable de no haber aportado la documentación requerida y de haber generado falsas expectativas en el demandante al hacerle creer que los trámites para su asistencia estaban solventados).