«Estamos sufriendo aún la inercia que viene de los años duros de la crisis del ladrillo, pero después de unas etapas muy duras podemos decir que ya estamos en la dinámica de los años previos a la crisis en cuanto a solicitudes de concurso de acreedores», explica Antonio Vicente, experto en Derecho Mercantil y abogado de la consultora Gesem.
Vicente se muestra optimista respecto al futuro. «La reactivación de la actividad económica va a favorecer que muchas empresas salgan a flote y que las que quiebren sean algo residual», explica el letrado que añade que «la reforma de la Ley Concursal de 2004 y sus sucesivas modificaciones, hasta un total de 22, han tenido como objetivo salvar a las empresas, pero se dieron determinadas circunstancias que llevaron a muchas a la quiebra. Es cierto que los bancos restringieron el crédito, pero es que ellos también se vieron muy afectados por la crisis ya que financiaron a muchas empresas a base de crédito que nunca devolvieron». m. A.I.
