El 8% de los niños y adolescentes españoles padecen un adicción grave a las nuevas tecnologías. Un problema que va «in crescendo» y que obliga a seguir investigando en el tratamiento psicológico, según plasmó ayer en Elche la experta Rosa Díaz, del Hospital Clínic de Barcelona, durante el IV Symposium Nacional de Psicología Clínica y de la Salud con Niños y Adolescentes, organizado, entre otros, por la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Los expertos advierten que este tipo de adicciones graves, relacionadas con el uso de teléfonos y videojuegos, suelen estar asociadas a otros problemas anteriores. En este sentido, Rosa Díaz explicó que «los adolescentes cuando presentan un trastorno grave suelen padecer otro problema de base como los trastornos por déficit de atención e hiperactividad, niños autistas o con problemas en el desarrollo de algunas funciones».

Un factor que hace, según apuntó la experta, que «tengan dificultades en la adaptación escolar, en el comportamiento..., provocándoles dificultades en la adaptación social en general y que se acaben refugiando en cosas que les resultan divertidas, que les evaden y en las que se sienten hábiles, ya que muchos de ellos son de alto rendimiento intelectual». No obstante, Díaz añadió que «son actividades que les gratifican tanto que acaban teniendo componentes adictivos».

Tratamiento

El tratamiento para este tipo de adicción se parece al que utilizan los profesionales en otro tipo de adicciones, en el que primero se pretende vincular al paciente porque se da el caso de que los jóvenes llegan pensando que no tienen ningún problema, y que la culpa de todo la tienen sus padres al creer que ellos juegan como los demás.

Una vez que se logra que el paciente sea consciente y acepte su problema es cuando se pueden empezar a trabajar con técnicas psicológicas habituales para casos de introversión, timidez, TDAH, obsesividad, impulsividad..., aunque en ocasiones en necesario utilizar medicinas.

La mayoría de casos de adicciones graves a las nuevas tecnologías se dan entre los 12 y 16 años que es, dijo Rosa Díaz, «cuando empieza la rebeldía con los padres».

Así, la experta del Hospital Clínic aconsejó que «hoy en día hay que estar alerta y enseñar a los chicos a utilizar las nuevas tecnologías, y a todo lo que nos da opción internet. Hay que estar con ellos, y compartir con los jóvenes actividades lúdicas, y en las primeras fases instalar un control y marcar los tiempos de juegos y dónde va a estar el ordenador, el móvil... establecer unas normas de uso con sentido común». Aunque lo difícil, aseveró, «está en aplicarlas cuando los padres pasan mucho tiempo fuera de casa».