Las denuncias de padres, madres, profesores y alumnos por las elevadas temperaturas en las aulas tras el adelanto de las clases en este inicio de curso no cesan. El colegio público Clara Campoamor, de Infantil y Primaria, solicitó el jueves a la Conselleria que un técnico del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (INVASSAT) inspeccionara el centro tras alcanzar los 35 grados en varias aulas durante los dos primeros días de clase. Las altas temperaturas «impiden empezar las clases con normalidad», ya que «los niños no paran de sudar y llegan a casa con la camiseta empapada», apuntó ayer la vicepresidenta del Ampa, Inma Lara.

El técnico del INVASSAT acudió ayer al centro a comprobar in situ la denuncia del centro, y lo hizo durante más de una hora, de 12 a 13 horas, en las horas más altas de calor. El resultado de la inspección, realizada con un termómetro de alta precisión, no dejó lugar a dudas: la temperatura en las aulas rozó desde los 30,4 grados en las aulas más «frescas», situadas en la planta baja, hasta los 32 grados en el aula de informática y música, situadas en la primera planta, donde «da el sol desde primera hora de la mañana», tal y como aseguró la directora del centro, Mari Carmen Santos.

¿El resultado? Niños dando clase con abanicos, clases con las ventanas abiertas y las persianas bajadas para evitar de alguna forma el calor, y alumnos y profesores «sudando la gota gorda». En este centro, salir al patio a dar clase, como ya se ha hecho en otros colegios, no es una alternativa, ya que «encima no disponen de ninguna zona de sombra, está construido de tal manera que da el sol durante todo el día» aseguró ayer Pep Coll, del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza del País Valenciano, STEP.

El sindicalista asegura que «no se trata de una situación aislada, pues nos llegan quejas de profesores de todos los centros, incluidos desde las pedanías, donde según nos contaban ayer (por el jueves), la mínima que se alcanzó fue de 29 grados», por lo que piden «que la Conselleria asuma el error de adelantar las clases y se tomen medidas», ya que según marcan las recomendaciones de Riesgos Laborales la temperatura en las aulas no debe superar los 27 grados.

Quedarse en casa

La opción de no ir a clase es la que han escogido las familias de muchos niños del colegio Princesa de Asturias, ubicados hasta que acabe de construirse el nuevo centro en las viejas instalaciones del Carlos III. Así lo afirmó la presidenta de la Ampa, quien se lamenta de que «nosotros también estamos registrando más de 30 grados en las aulas y estuvimos valorando poner dinero para comprar ventiladores pero no nos parece justo, la solución deben darla quienes han causado este problema».

Mientras el centro tramita la compra de ventiladores -que por lo visto conlleva unos trámites que se están demorando- los padres han optado por trasladar provisionalmente ventiladores de sus casas e incluso alguna nevera portátil para mantener fría el agua para los niños, que se la llevan de casa congelada.

Ayer hubo clases a las que solo asistieron unos 12 alumnos, aunque también hubo otras en las que no faltó nadie. Ante el intenso calor que hace a los niños llegar a casa sudando, la presidenta del Ampa señala que han tenido que llamar a mantenimiento del Ayuntamiento para que desbloqueara algunas ventanas que llevaban años sin usarse y que están inquietos por no saber si la instalación eléctrica del colegio soportará, por lo antigua que es, dos ventiladores en cada aula. De hecho, en cada clase hay un solo enchufe según asegura. Tampoco hay cortinas, por lo que bajar las persianas impide que pase el aire y no hacerlo supone soportar el sol directo.

Por otro lado, los sindicatos de la enseñanza (en concreto CCOO, STEPV y CSI-F) han difundido información acerca de cómo actuar si en las aulas se superan los 27 grados centígrados. Recomiendan a los padres y madres que soliciten que los niños salgan antes de clase, respalden esa petición el claustro o consejo escolar y lo transmitan a la Dirección Territorial.

Además, el STEPV anima a los centros a presentar denuncias ante la inspección de trabajo, de un modo similar al que ha llevado a cabo el colegio Clara Campoamor.