La decisión de la empresa municipal Pimesa de eliminar el depósito de vehículos que durante los últimos años ocupaba una parte del aparcamiento de Candalix ha traído consigo una consecuencia positiva y otra negativa.
En el plano positivo, los ciudadanos que cada día suelen hacer uso del aparcamiento de esta zona próxima al centro de la ciudad tienen a su disposición más plazas libres, lo que se agradece teniendo en cuando la dificultad que entraña aparcar hoy en el día un turismo en zonas céntricas.
Sin embargo, el cambio también ha traído consigo una parte negativa para los usuarios de esta zona, y que es el incremento de la presencia de los gorrillas. Personas que al margen de la ley piden dinero a los conductores que dejan su vehículo en la zona.
Anteriormente, la presencia del personal de Pimesa y la Policía Local en el depósito alejaba a los gorrillas de esta zona y cuando estaban su actitud era menos agresiva que en la actualidad.
Mientras que ahora, sin ningún tipo de vigilancia permanente en el entorno, los gorrillas no dudan en amenazar a los conductores que declinan darles dinero. Un usuario habitual de este aparcamiento explicó que «desde que no está el depósito hay nuevos gorrillas y uno de ellos se muestra muy violento y me amenaza cuando no aparco en la plaza que me indique». Este misma persona aseguró que «me dice que me asegure de cerrar bien el coche y que no deje nada a la vista».
Situaciones que según apuntaron otros usuarios «antes no se daban, porque al estar continuamente la Policía Local entrando y saliendo del depósito lo gorrillas no estaban, o si estaban eran menos agresivos con los conductores».
