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Alergias más allá del calendario

Ácaros, polen, pelo de animales y alternaria son los alérgenos más frecuentes entre la población ilicitana. Las intolerancias alimentarias crecen en los niños

En los niños se observa un aumento de alergias alimentarias en las últimas décadas. sergio ferrández

No es fácil anticipar cómo será la primavera para las personas que padecen alergias. Lo es menos en la provincia y menos aún en el municipio, según el doctor Jesús Garde, del Hospital General de Elche, porque «en nuestra zona en particular, desde el punto de vista de los pólenes no influye tanto la climatología como en otros lugares, donde la pluviometría tiene mucha importancia», especialmente porque el polen que está detrás de la mayoría de patologías alérgicas en Elche (hasta un 80%) corresponde a la familia de las «chenopodiaceas» y es en concreto el de la sosa (una especie también conocida popularmente como«barrella» o «salao»), que crece espontáneamente en lugares secos y salobres, sin necesidad de que el invierno sea o no lluvioso. Más que pretender adelantarse, conviene observar la primavera: Si es seca y ventosa, como suele ser aquí, es de esperar que las molestias se agravarán, ya que «la mayoría de nuestros pacientes alérgicos a pólenes tienen síntomas a o largo de todo el año, pero con un empeoramiento relativo en primavera y otoño», explica el especialista. Otra especie que típicamente causa alergias en la zona es la palmera, que sí es más estacional, cuando poliniza entre marzo y abril.

No es el polen, sin embargo, el principal alérgeno en Elche, aunque está presente en el 50% de las personas con alergia. La más habitual es la reacción a los ácaros, que se manifiestan en el 70% de los casos, y a continuación se encuentran con entre el 20% y el 30% el pelo de animales o la alternaria (un hongo de la humedad).

El doctor Garde no ha apreciado en los últimos años un incremento importante de las alergias en Elche a raiz de la climatología ni un adelanto de la época crítica. Sí que hay una tendencia de décadas al aumento de la patología alérgica en países desarrollados, que en parte se explica con la «teoría higienista», que considera que el sistema inmunológico se hace más sensible a los alérgenos al introducir en nuestro modo de vida la limpieza o las vacunas, al alejar de las viviendas a los animales...

«Efectivamente la patología alérgica ha aumentado mucho; en nuestra zona el porcentaje de pacientes atópicos está alrededor del 40% de la población», lo que significa que casi la mitad estamos genéticamente predispuestos a padecer problemas alérgicos y tenemos alguna sensibilización que aparece en las pruebas cutáneas, aunque eso no significa que tengamos sintomatología o seamos «enfermos». Solo lo serían aquellos que tienen rinitis alérgica (estornudos, mocos, picor de nariz...), asma (tos, pitos, dificultad al respirar), alergias alimentarias (que es cada vez más frecuente en los niños, sin que haya para ello explicación clara) o alergia a fármacos (la menos frecuente). Sin embargo, en general no se convierten en problemas de gran importancia, puesto que el 50% de las rinitis alérgicas, por ejemplo, son de baja intensidad, y muchas más son tan leves que los médicos de cabecera ni las derivan al especialista. Sin embargo, en casos más graves, «la rinitis severa parece banal para el que no la padece, pero para el que la sufre es muy molesta».

Juventud

Aunque la alergia no es una cuestión de edad, habitualmente suele aparecer en la adolescencia y juventud. En las consultas se busca fundamentalmente que el enfermo pueda hacer una vida completamente normal (se consigue con tratamiento individual, regulado siempre de menos a más). Según el doctor Garde, «aproximadamente un tercio de los pacientes alcanzan tolerancia de manera espontánea, simplemente con control sintomático, y en el caso de que se necesiten vacunas la tolerancia alcanza el 80%, pero nunca prometemos la curación, sino el control».

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