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El proyecto de San Antón suprime bloques y los plantea más altos

El Plan de Reforma Interior Modificativo del barrio sale a información pública como paso previo al proyecto de edificación

Algunos de los bloques que hay en estos momentos en el barrio de San Antón. antonio amorós

El Ayuntamiento de Elche acaba de sacar a información pública el Plan de Reforma Interior Modificativo del barrio de San Antón, junto al estudio de integración paisajística. Entre las novedades, destaca la propuesta de igualar las alturas máximas de los bloques, que, además, se rebajan de doce a once plantas. Con ello, se busca concentrar la edificabilidad en menos construcciones para liberar suelo en el que poder desarrollar equipamientos. En cualquier caso, no se varía la edificabilidad del sector, pero se transfiere parte de la reserva de aprovechamiento de la antigua Lonja.

Además, se plantea la desafección del subsuelo para permitir la habilitación de aparcamientos en el supuesto de que «propiciaran una mayor economía que su situación bajo los edificios», tal y como desprende del documento, que se convierte, de esta forma, en el paso previo a la redacción de los proyectos de edificación de las nuevas viviendas en San Antón.

El Plan de Reforma Interior Modificativo, que lleva fecha de diciembre de 2012, aunque es ahora cuando sale a información pública, detalla que tiene como objetivo «la descripción de la ordenación pormenorizada encaminada a una doble tarea: la renovación urbana y modernización de su destino urbanístico, por una parte; y dar solución a la inminente ruina de las edificaciones existentes y consecuente realojo de sus habitantes, por otra parte». Además, admite que las únicas construcciones que existen en estos momentos y se conservarán son el antiguo colegio Carlos III, la iglesia y el bloque 15 de viviendas, que ya fue rehabilitado.

El texto puntualiza que en la actual modificación se mantiene la estructura de bloques lineales de once plantas como máximo y un viario desarrollado en dos calles en dirección este-oeste, aunque teniendo en previsión un posible carril bici que una ambas vías, y quizás con la zona norte, para el carril de autobús y de emergencias.

A partir de ahí, el documento especifica que se incrementan las alturas máximas de los bloques limitados hasta ahora a diez plantas, a la vez que se disminuyen la de los edificios que tenían doce pisos, de forma que resulte una altura máxima de once plantas. Así las cosas, los bloques 12 y 13, emplazados en la zona central, se funden en uno solo y el bloque 10 desaparece. En cualquier caso, este nuevo plan deja claro que «esto no implica que no pueda desarrollarse la primera fase con las diez plantas y características previstas, pero sí el que pudiera desarrollarse con menor número de construcciones y, por tanto, de costes, o bien adelantar parte de fases posteriores».

Mientras tanto, los bloques 7 y 9 de la segunda fase y el 11 de la tercera fase se desplazan ligeramente hacia el este, para respetar la calle Abadía, hasta que no se desarrolle precisamente esa tercera fase, y mantener la integridad del barrio en cuanto a la armonización entre las zonas y estructuras que se mantengan y las nuevas. Algo similar se hará con el bloque 11, respecto a la calle Francesc Cantó, que, ante esta posibilidad, podrá seguir en uso hasta que se completen las siguientes fases; mientras que los bloques de la calle Pintor Benedicto, y que casi lindaban con la Circunvalación Sur, se desplazan ligeramente hacia el norte para evitar desniveles y problemas de ruido por el tráfico rodado.

El proyecto apoya todos estos planteamientos en la elevada densidad de población, así como en la carencia de espacios públicos. No en vano, admite que hay «un número excesivo de bloques cuya orientación y separación impide un correcto soleamiento de sus fachadas. Esto, unido al hecho de las dimensiones ínfimas de sus patios interiores, hace que estas viviendas se caracterizasen por su falta de salubridad», y añade que, «del mismo modo casi todo el suelo libre (dotacional) estaba ocupado por viario rodado, lo cual incrementa esta sensación de insalubridad». Ante ello, se aboga por un mayor distanciamiento entre bloques, que pasan de cinco a once plantas, y se contemplan 407 plazas de aparcamiento públicas, que se sumarían a las plazas de los bloques y al parking subterráneo que se podría hacer.

Por otro lado, se mantienen las dos parcelas de equipamiento deportivo sin edificabilidad entre los bloques 3 y 4, y 1 y 2, previsiblemente para recuperar las pistas de petanca, tal y como apunta el nuevo plan. Paralelamente, sobre la superficie de viario, se marcan tres pequeñas áreas de equipamiento sobre los ensanches que se generan, pensando en pequeñas instalaciones, en las que la memoria habla de quioscos de prensa, puestos de venta de lotería o cualquier otro de estas características, pero siempre que estén retranqueados dos metros de los edificios contiguos y se dispongan de forma aislada y sin vallado.

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