Uno de los nombres más determinantes del arte contemporánepo nacido desde Elche se asoma de nuevo a la realidad, tras más de dos años de silencio. Ahora, hay una mirada hacia atrás que pretende ser cómplice de la realidad que nos envuelve, los temas siguen estando vigentes y la manera de darles vida se guarda con la multitud de los recuerdos que se entremezclan entre los detalles de las 22 obras que configuran a modo de pequeño homenaje a la trayectoria de Albert Agulló, pintor y artista plástico. «En los trabajos se puede ver el recorrido de todo lo que he sido y, ahí, se puede encontrar desde obras más figurativas de la primera etapa, de paisajes con el río, hasta alguna de los últimos trabajos basados fundamentalmente en la madera», explica Albert Agulló, al tiempo que reconoce que «desde hace algo más de un año no he vuelto a trabajar y las tres últimas piezas que he realizado hasta ahora se incluyen en esta muestra... que yo calificaría como una pequeña antológica».

El lugar elegido para mostrar este singular recorrido por la vida artística del que fuera, en los años sesenta, uno de los fundadores del Grup d'Elx (arte, compromiso y reivindicación), ha sido el Casino ilicitano, el mismo escenario en el que comenzó un intenso caminar que ha ido encadenando, pieza a pieza, a lo largo de más de 50 años. «Estar aquí presentando esta selección de obras es una manera especial de retomar el contacto con el público, y la culpa de todo esto la tiene mi hija, que ha insistido y se ha encargado de coordinarlo todo. Pienso -añade Albert Agulló- que también es una manera de conocer con facilidad las diferentes etapas por las que ha ido pasando mi manera de entender el arte, por cómo ha ido creciendo y evolucionando».

Inmensidades recortadas del mundo de Albert Agulló se han enmarcado físicamente con madera, aunque en algunos de los cuadros la realidad artística se sale de ellos, también texturas únicas y colores difícilmente repetibles se han instalado en las paredes del Casino, convirtiéndose en una buena muestra del compromiso y la fidelidad con la que el pintor ilicitano ha guiado su arte. Ahora mismo, todo parece cambiar. «En la actualidad existe un gran desconcierto en el mundo del arte y da la sensación de que anda desquiciado. No puedo comprender cómo hoy se califica de obra artística cualquier pieza o trabajo», concluye el ilicitano Albert Agulló.