La literatura es una pasión que muchas veces se guarda en los cajones, sin la necesidad de darse a conocer, sin la obligación de seguir los pasos donde otros dejaron huella. La literatura que llena tiempo y hojas en blanco se convierte, igualmente, en una agradable sorpresa que avala la inversión de formación, clásica o no, y el esfuerzo por compartir necesidades vitales. «Los demás días» es el primer libro y el que sirve de carta de presentación para un poeta y profesor (de Latín y Literatura en el IES Pedro Ibarra, desde hace 12 años) que ha sorprendido (la primera edición está agotada) por la profundidad de sus versos en cortos recorridos. «No quiero ir de poeta por la vida», asegura, pero las palabras que ha cosido al papel reflejan su pasión por los versos. «No he querido publicar hasta ahora, en que me han empujado los amigos prácticamente a ello», explica, mientras parte de su encontrado público lector ya está esperando lo que seguirá en un futuro inmediato («a finales de año una segunda edición y presentaciones en Almería, Murcia, Almansa, Madrid, Valladolid, e incluso París y Ginebra. Y, junto a ello, ya estoy preparando un diario en prosa, "Cartas en espera", y recuperar algún otro de los cuadernos escritos con anterioridad al volumen publicado ahora»), añade.

Optimista y defensor de la vitalidad que se demuestra en cada instante, Antonio García Soler plantea con orgullo que su particular mirada de la vida a través de las letras haya calado en otras personas. «En poesía me encuentro más suelto, soy más yo, lo reconozco. En esta ocasión -continúa el autor- he querido realizar un homenaje a los seres queridos, los que están y los que se fueron. Hablo del paso del tiempo, aparece la tierra, los padres, los abuelos, el amor, la vida, la muerte... pero, también, en esta ocasión, aparece en varios momentos una sutil ironía, ese humor que llega desde intentar ver siempre el lado positivo de la cosas».

«Los demás días», donde se incluye prólogo de Francisco Fomene y dibujo de Juan Carlos Imbernón, es también una clara apuesta por el texto elaborado, por la profundidad de campo que se mantiene con solidez gracias a los clásicos... pero, con el toque del hoy que llega con el acento más propio de Antonio García Soler.