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Una vida para vivirla y otra para regalarla

El Hospital General de Elche arrasa en los rankings de donaciones de órganos - Las primeras receptoras de riñón cumplen agradecidas un año desde su operación

Marisa Belmonte y Rosa Oliver, primera y cuarta receptoras en Elche. sergio ferrández

Dicen que vida hay solo una, pero muchas personas tienen dos. Los donantes de órganos viven primero la suya y después regalan otra, y gracias a ellos el Hospital General de Elche ha llevado a cabo en poco más de un año 27 trasplantes de riñón, el único órgano que se implanta en la ciudad. El día 26 de septiembre Marisa Belmonte Rodríguez inauguró, con 63 años y dormida en el quirófano, la lista de personas que rehacen y conservan su vida gracias a la altruista y anónima donación de alguien que acaba de morir en Elche. Su amiga Rosa Oliver García (de 57), de la que se hizo íntima en las largas sesiones de diálisis (cinco horas tres veces a la semana, hasta la llegada del ansiado órgano), fue la cuarta afortunada. La segunda y la tercera venían del Hospital de la Vega Baja, que junto al Vinalopó y Torrevieja dependen del General en este ámbito.

«Tenemos un "riñoncito" para ti, vente corriendo», le dijeron a Marisa pasada la medianoche, cuando estaba sentándose en la cama. Su marido, aún en duermevela, «se levantó como una centella y desayunó, pensando que ya era de día», cuenta. Cuando realmente llegó la mañana ella tenía tres riñones, uno sano, el reto por delante de cuidarse hasta el extremo para evitar que el cuerpo rechazara el trasplante y la fortuna de abandonar la rutina de sus dos últimos años en diálisis. A Rosa la llamaron a las once de la noche cuando acababa de llegar a casa de ver en el cine «Lo Imposible». La alegría es desbordante y un año después les queda la inmensa gratitud hacia los familiares de aquellas personas que no conocieron y que murieron en circunstancias que no conocerán dejándoles a ellas una herencia imposible de cuantificar. ¿Si tuvieron alguna duda de incorporar a su cuerpo un pedazo del de otro? «Me dicen que es de un animal y, si me sirve, no me da ningún reparo», explica Rosa a la exagerada: «Yo solo pensé en que iba a vivir y en el inmenso agradecimiento a esas personas que han tenido que perder a un familiar para que sea así».

«El acto más inútil de nuestra vida, la muerte, se convierte en útil», dice el jefe de servicio de Urología, el doctor Ernesto de Nova, uno de los tres especialistas que se encargan de sacar el órgano del cuerpo del donante y de colocarlo en menos de 17 horas en el del receptor. El urólogo explica que desde que el Hospital General de Elche hace trasplantes se han ampliado las indicaciones (si antes había una edad máxima en la que se recomendaba transplantar, ahora se reciben más donaciones, también de personas más mayores, y se puede extender a más receptores) y se transplanta más tanto en Alicante como en Elche, por lo que se ven beneficiados los pacientes de toda la provincia.

Eso sí, en esta lista de espera no se atiende antes al que llega antes, sino al más compatible, y eso es lo primero que se analiza cuando hay un posible donante. Si no hay receptor ideal en Elche el órgano se envía a Alicante y, si se da la misma circunstancia, a la Organización Nacional de Trasplantes.

Proceso

El proceso parece simple pero no es sencillo. El coordinador de Trasplantes, Vicente Arráez, es quien conversa con las familias: «Lo primero es informarles de que la muerte ha ocurrido de una forma muy concreta que permite ayudar a otras personas» (suele ser por muerte cerebral y en personas sanas, sin enfermedades contagiosas ni tumores, diabetes, hipertensión...). Es siempre un momento emotivo, asegura, porque «la conciencia de solidaridad se manifiesta especialmente en un momento de mucho dolor, cuando se consigue poner por delante del propio sentimiento de pérdida la solidaridad con otras personas que también sufren y a las que sí se puede ayudar; ese momento es la evidencia de que existe el amor».

Después llega el trabajo, por decirlo de algún modo, más mecánico. El riñón se perfunde con un líquido especial que va lavando todos los vasos, se conserva en hielo y después se «conecta» en la fosa iliaca derecha del receptor, sin quitar sus riñones enfermos. De ahí se enlaza también con la vejiga, y queda en la zona de la ingle, como explica la uróloga Silvia Chillón. Al principio, las pacientes dicen que se nota algo extraño pegado al cuerpo, aunque esa sensación se va mitigando.

Para llevar adelante todo este procedimiento, el personal estuvo dos años preparándose en otros hospitales. Desde los años 90 se hacían extracciones de órganos en Elche, comenzando por el riñón, y actualmente vienen especialistas a «llevarse» hígados, pulmones, huesos... Desde hace apenas un año los riñones se quedan en Elche y de momento todos los trasplantes han tenido éxito.

Y también se pueden hacer números. Según el doctor de Nova, un año de diálisis cuesta 44.000 euros mientras que un trasplante renal cuesta 40.000 y la medicación crónica 6.000 euros al año. El «ahorro»para la sanidad pública es evidente y el aumento de la calidad de vida del paciente también, además de que hay que tener en cuenta que la diálisis aumenta el riesgo de sufrir infartos de miocardio porque calcifica los vasos, apunta Chillón.

Espera

Actualmente en Elche hay una treintena de personas en lista de espera, muchas más en diálisis. El doctor de Nova espera llegar a 40 trasplantes anuales. Arráez considera que se podría gestionar una lista de espera de unas cien personas, aunque no es viable de momento ampliar los trasplantes a otros órganos, dado que para que el servicio se instaure se deben hacer unas 20 intervenciones al año y en el Hospital General de Elche no existe de momento ese volumen de donaciones.

Y no es porque las cifras ilicitanas no sean malas, muy al contrario. Tan solo un 5% de las familias a las que se solicita donación de órganos responden que no (frente al 15% nacional) y en lo que va de año se han extraído 43 riñones, 23 hígados, seis pulmones, tres corazones, un páncreas y 40 córneas a 25 donantes, el más mayor una mujer de 88 años con el hígado sano. El ideal a nivel nacional sería llegar a 40 donantes por cada millón de habitantes, mientras que en el Hospital General son ya 136. No solo se encabeza la Comunidad Valenciana, como explica la doctora Chillón, sino que la autonomía está también en uno de los mejores puestos a nivel nacional.

A nivel nacional, un 10% de quienes necesitan un trasplante fallecen esperando. De cada donante pueden extraerse dos córneas, dos pulmones, dos riñones, un corazón, el hígado y los huesos, lo que alcanza para ayudar a siete receptores, concreta de Nova. Pensándolo bien, quizás no sean dos vidas... quizás en algunos casos sean ocho.

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