El presidente de la Asociación de Vendedores del Mercado Central, Diego Quiles, puso el acento ayer en que "cualquier proyecto que salga adelante debe contar con el consenso de los vendedores". En esta línea, apuntó que, "antes de que se decida nada, debe estar todo muy sentado, y debe contar con el respaldo de mis compañeros".

En cualquier caso, Quiles se mostró partidario de un proyecto que, sobre todo, cubra las necesidades de los vendedores y de los consumidores y que sea capaz de atraer a la gente más joven. "Un nuevo Mercado Central puede ser un revulsivo para el centro y puede hacer que vuelva a convertirse en un referente para el consumo, para pasear o para tomar tapas". A su juicio, "el problema es que esto se está alargando mucho en el tiempo, y los que estamos perdiendo somos los vendedores, porque día que pasa es día que perdemos fuerza para ofrecer al consumidor lo que nos demanda, y lo que nos pide son servicios añadidos, un punto de encuentro donde poder degustar productos, con zona deportiva, pero, donde también encuentre un trato cercano y muy familiar", aunque reconoce "habrá que renegociar los gastos mensuales porque es inviable que se puedan sostener los pagos que se han planteado".