Los colegios Ramón Llull, Miguel de Cervantes, Vicente Blasco Ibáñez y Jaime Balmes gritaron ayer su indignación contra el impago de la cuota del bonolibro y del comedor. Durante algo más de dos horas, la comunidad educativa de estos cuatro centros educativos que funcionan con material socializado, incluídos niños, protestaron en la Plaça de Baix en una jornada que coincidió con el pleno municipal.

Alrededor de 150 personas exigieron el respaldo del equipo de gobierno ante la Generalitat. "La alcaldesa no se ha pronunciado en ninguna manifestación y ningún concejal y la situación en estos centros es insostenible", apuntó Pep Coll, representante del sindicato de educación STEPV.

Y es que, en estos cuatro colegios, las ampas asumen la compra del material escolar y luego lo pagan con la subvención del bono-libro de la Generalitat. En este sentido, según la presidenta de la Federación de APAS, Maire Guilabert, estos centros tienen deudas que superan los 30.000 euros en cada caso y el trabajo diario con los alumnos resulta ya complicado debido a la falta de medios. Y es que, en estos colegios, las clases se imparten con material didáctico, la mayoría de veces elaborados por los profesores, y no se utilizan apenas los libros de texto.

Por su parte, representantes sindicales del Ayuntamiento también se dejaron notar durante la mañana de ayer en la Plaça de Baix para protestar por la reducción de funcionarios en la plantilla del Consistorio.

Por la tarde, el instituto Sixto Marco realizó su primer encierro para analizar la situación por la que atraviesa la educación pública. Durante horas, el profesorado, padres y alumnos participaron en una asamblea.

También, el IES Pere Ibarra se sumó a un nuevo encierro después de las clases.

Desde el STEPV, han informado que la asamblea de docentes prevista para hoy se pospondrá con motivo de la reunión que mantuvieron ayer los sindicatos en Valencia.