El parque natural de El Hondo, deteriorado en los últimos años por la sequía y los problemas en la conducción y la gestión del agua, podría acometer esta semana o la que viene la fase inicial de su regeneración con el comienzo de la construcción del desagüe en el embalse de Poniente. Esta iniciativa, cuyo objetivo inmediato es permitir el arrastre y la eliminación de la abundante salinidad acumulada en el fondo de sus lagunas, ha obtenido un diagnóstico favorable en los informes de impacto medioambiental realizados hasta ahora. Y desde Riegos de Levante, la entidad propietaria y una de las gestoras del parque, se considera que, a partir del arranque de las obras, su plasmación definitiva debería ser una realidad en un mes, aunque con un importante margen temporal por la importancia y la variabilidad de las condiciones del clima y del terreno.

De hecho, esta última cuestión fue objeto de un primer reconocimiento el viernes, cuando un grupo de técnicos de la Conselleria de Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua visitó el parque y desbrozó parte de la zona en la que está previsto construir la abertura. Ahora, la administración tendrá que determinar cuándo se desplazan hasta El Hondo la maquinaria y el personal contratado en función del convenio firmado en mayo.

El portavoz de Riegos de Levante, Ángel Urbina, precisa que la construcción de este desagüe tendría que acabar con la placa de más de 20 centímetros de sal asentada en los embalses de El Hondo, para permitir así que, con las lluvias de otoño y los futuros trasvases de agua, se comiencen a recuperar las antiguas condiciones naturales de este humedal. Para ello, según recordó, será necesario introducir una inyección de agua, primero en el embalse de Levante, situado a una cota superior al de Poniente, y después en éste último, con el fin de diluir y transportar hasta el desagüe los sedimentos acumulados en su suelo.

Esta construcción, que también podría servir para solucionar otros problemas registrados recientemente en la zona como los episodios de mortandad de peces y aves, ha sido posible gracias al acuerdo firmado por la Generalitat y Riegos de Levante en el pasado mes de abril. Este documento, que según Urbina ya ha sido publicado y difundido entre los regantes, supuso la modificación del decreto de la malvasía cabeciblanca, en el que se impedían cambios bruscos en la entrada y la salida de agua en el paraje.

Efectos negativos en la flora y en la fauna

La sequía y la concentración de sal que actualmente afecta a los dos grandes embalses de El Hondo constituye, según Riegos de Levante, un peligro para la conservación de la flora y la fauna de este parque natural. "Las leyes de la física se cumplen, y si el agua no entra ni sale de un espacio cerrado, acaba contaminándose y evaporándose", comenta su portavoz, Ángel Urbina, que considera necesaria una infraestructura como el desagüe proyectado para evitar episodios de alta mortandad de peces y aves como los experimentados en los últimos años.