"Me propongo ser la alcaldesa de todos los ciudadanos y ciudadanas de Elche. Hemos de dar entre todos un nuevo impulso a nuestra ciudad. Mi mayor ilusión en estos momentos es ser digna de la suerte que he tenido. La suerte de ser alcaldesa de Elche. Procuraré ser fiel a mis convicciones y liderar el proyecto colectivo que es Elche y procuraré hacerlo escuchando a todo el mundo, bajando siempre a pie de calle, al lado de las personas, de los problemas de la gente". Con estas palabras pronunciadas el pasado 11 de junio, durante la toma de posesión, la alcaldesa, Mercedes Alonso, empezaba a escribir una nueva página de la historia de Elche en la que, por primera vez en 32 años, se rompía la hegemonía del PSOE.

El cambio de color en el Gobierno municipal sirvió para comprobar que, al menos en las formas, algo estaba cambiando en las relaciones con el Generalitat. Y es que, en sus dos primeros días "laborables" como alcaldesa, Alonso recibió la visita de dos consellers, el entonces titular de Infraestructuras, Mario Flores, que puso la primera piedra del aparcamiento subterráneo de la plaza Lucrecia Pérez; y la del conseller de Gobernación, Serafín Castellano, que visitaba las obras de la nueva Jefatura de la Policía Local. También "evolucionaban" las relaciones con Alicante, y la flamante alcaldesa ilicitana se reunía con su homóloga Sonia Castedo para abrir la puerta a la colaboración entre vecinos y para plantear la posibilidad de mancomunar servicios.

Sin embargo, no hubo que esperar mucho para que el PP destapara la caja de los truenos con una de las decisiones más polémicas de estos primeros cien días, la de retirar el monolito dedicado a la Pasionaria en la avenida de la Libertad y, paralelamente, cambiar el nombre de la avenida del Ferrocarril por el de avenida del Alcalde Vicente Quiles, el último primer edil de una Corporación franquista en Elche. Mercedes Alonso afirmaba que cumplía así con un compromiso adquirido desde que estaba en la oposición, pero eso no evitó que las críticas le llovieran, incluso desde algunos sectores próximos a su partido.

En cualquier caso, no todo fueron reproches en esos primeros días, y medidas como la de destinar a las brigadas municipales la limpieza de la pinada de La Marina, dando salida así a una reivindicación histórica de los vecinos durante décadas, aunque fuera por unos días, fue bien recibida por la mayoría de ilicitanos... Una decisión aplaudida que pronto quedó empañada cuando saltó la noticia de que la alcaldesa había contratado a su hermana, Esther Alonso, abogada especializada en materia de inmigración y violencia de género, como asesora de la Alcaldía, en calidad de cargo de confianza y con un sueldo de más de 3.000 euros mensuales. Por mucho que Mercedes Alonso se empeñara en defender el currículum de su hermana, las críticas continuaron y la decisión se erigió en uno de los blancos más aprovechados por el PSOE en este tiempo.

Tampoco las fiestas de agosto estuvieron exentas de esas luces y esas sombras. Así, si bien es verdad que el nombramiento de la vicerrectora de Relaciones Institucionales de la Universidad Miguel Hernández, María Teresa Pérez Vázquez, fue aplaudido por el hecho de ser ilicitana y, además, ofrecer el pregón a coste cero, el accidente que se saldó con ocho heridos durante la última de las mascletás acabaron por deslucir los actos e hicieron que se reprochara el nuevo emplazamiento que se buscó para el espectáculo pirotécnico -Traspalacio- y que no se estableciera una mayor distancia de seguridad.

No obstante, el argumento que ha hilvanado el relato de estos primeros cien días de Gobierno ha sido el de la situación "extremadamente grave" por la que atraviesan las arcas municipales y que los populares, capitaneados por el concejal de Hacienda, Manuel Latour, han atribuido por activa y por pasiva a la anterior Corporación socialista. Los populares incluso han llegado a afirmar que están en el aire las nóminas de la plantilla municipal del mes de diciembre.

Por su parte, el PSOE inició su andadura en la oposición presentando un "ambicioso" plan con 119 medidas económicas -que pronto fueron contrarrestadas con el Plan de Impulso a la Economía del PP- y una moción con la que solicitaban que el Ayuntamiento iniciara las gestiones con la multinacional Ikea para que se implantara en Elche, después de que Fomento planteara problemas en Alicante. La propuesta fue rechazada por el Gobierno popular con el argumento de "no crear enemistades con municipios limítrofes" en un Pleno, el de julio, marcado por la tensión, y en el que la polémica por los coches oficiales, que también ha caracterizado estos tres meses de mandato, llevó a la alcaldesa a plantear unas declaraciones que parecían vincular a miembros del 15-M con ETA. Mientras, el Partido de Elche "ha jugado" a hacer de contrapeso, especialmente en las sesiones plenarias, marcadas por las descalificaciones mutuas entre socialistas y populares, en un mandato que ha comenzado a andar, pero en el que todavía planea la campaña política: muchas promesas... Y una sensación: la de que todavía queda mucho por andar y por hacer.