La decisión finalmente se cumplió y la biblioteca Enric Valor, situada en el Centro Social de Carrús, en la plaza de Barcelona, cerró ayer sus puertas, ante la sorpresa de algunos de los usuarios que para ese entonces todavía no conocían la noticia, aunque, eso sí, eran los menos, y la indignación y el malestar de la mayoría.

"Cuesta mucho poner en marcha una biblioteca y, sin embargo, da pena lo sencillo que es cerrarla", lamentaba una joven que esperaba en el mostrador. Al fondo, varios jóvenes estudiaban materias de Bachillerato o el temario de sus oposiciones, un joven inmigrante de Ghana aprovechaba el ordenador para hacer las tareas de su curso de español y a sólo unos metros un desempleado buscaba ofertas de trabajo en la otra computadora. Mientras, varios usuarios aprovechaban para devolver los préstamos e incluso hubo quien sólo se acercó para dar sus quejas por el cierre a la técnico de la biblioteca. El malestar era el tono que mejor definía la escena.

"¿Va a cerrar? No sabía nada. La verdad es que no había leído los carteles, pero no lo entiendo porque yo he venido algunas mañanas y ni siquiera había sitio para sentarse. Luego todos dicen que apoyan la cultura, pero lo primero que se cierran son las bibliotecas, y encima ésta que da servicio a la zona de Casablanca o al barrio Porfirio Pascual, desde donde queda más lejos la biblioteca del Polivalente", denunciaba un estudiante de oposiciones. Otras, como una alumna de Secundaria, reconocía que "sus razones tendrán para hacerlo, pero nadie nos ha consultado nada".

La indignación también era evidente entre los funcionarios del centro social: "Nadie nos ha llamado para comunicarnos el cierre y nos hemos tenido que enterar por los carteles, a pesar de que mucha gente a los primeros que nos preguntan es a nosotros, y también a nosotros nos piden las hojas de reclamaciones", señalaban algunos. Es más, afirmaban que, "aunque sí es cierto que venía poca gente a estudiar porque la sala es pequeña, eran muchos los que venían a sacar libros, a consultar la prensa o simplemente a utilizar los ordenadores".

Superficie mínima

La jefa de la Sección de Biblioteca, Carmen Gutiérrez, explicaba ayer que la "Enric Valor" dispone de menos de 100 metros cuadrados de superficie, pese a que la legislación autonómica establece que las instalaciones deben contar con 300 metros cuadrados como mínimo, algo, que, como precisó, unido a la falta de personal, les ha obligado a optar por el cierre. También detallaba que la biblioteca José Fuentes de Torrellano se encontraba en la misma situación. No obstante, avanzó que, en este caso, se tratará de buscar un emplazamiento alternativo para evitar que la pedanía se quede sin sala. Por otro lado, señaló que, en estos momentos, hay 25 empleados municipales adscritos al área de Bibliotecas, a los que se suman cinco contratados con carácter eventual, "una cifra que resulta insuficiente para poder dar un buen servicio en todas las instalaciones y, en parte, de ahí también el cierre".

"Paso atrás"

Por su parte, la portavoz de Compromís per Elx, Mireia Mollà, afirmó que "ninguno de los argumentos que esgrime el PP para defender el cierre de bibliotecas en Elche es válido, porque esta decisión supone un paso atrás en la oferta cultural de la ciudad y un retroceso en general para el municipio".