"Es norma de las democracias modernas el velar por el prestigio y conservación de las manifestaciones de carácter artístico que por tradición están vinculadas a un sentimiento popular; y más todavía cuando la categoría de aquellas manifestaciones alcanza los grados supremos del arte en un reducido número de ejemplares que son universalmente reconocidos como casos únicos por su significación histórica". Así de contundente se mostraba el decreto firmado por el presidente del Gobierno de la República, Niceto Alcalá-Zamora, y el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo, hace hoy 80 años, un 15 de septiembre de 1931. El Misteri se convertía de ese modo en el primer patrimonio vivo que alcanzaba la categoría de Monumento Nacional. La declaración suponía que el Estado reconocía la dimensión de La Festa y garantizaba su protección. Para ello, se encomendaba a la Junta Nacional de la Música y Teatros Líricos "la misión de conservar el "Misterio de Elche", tomando las medidas que juzgue oportunas para que el famoso drama lírico, en sus representaciones sucesivas, mantenga su eminencia artística y su carácter popular".

El decreto, cuya redacción atribuye la mayoría de investigadores al compositor alicantino Óscar Esplá, incidía en que "el estudio y comentario de su partitura ocupa capítulos enteros en la historia universal", destacaba que "es el único ejemplar vivo de nuestro primitivo teatro lírico" e incluso hablaba de La Festa como "un antecedente de la ópera".

A partir de ahí, se ponía el acento en que "la representación constituye, pues, una de las fiestas populares de la más alta prosapia artística que existe actualmente en el mundo, y causa, con justicia, la admiración y el respeto de cuantos artistas y eruditos de todas partes -españoles y extranjeros- acceden a presenciar este espectáculo único".

Por eso, en la exposición de motivos del texto legal, se hablaba de la necesidad de garantizar su conservación e incluso de su potencial turístico. De hecho, se recogía que, "mientras en otros países se fomenta oficialmente cualquier manifestación de arte popular, aunque no tenga de modo alguno la significación estética e histórica de nuestro drama musical de Elche, éste, abandonado hasta ahora a los escasos recursos técnicos de sus organizadores locales, va llenándose de impurezas con la intromisión de elementos extraños a su peculiar sentido, y con peligro de ir perdiendo poco a poco en sus interpretaciones la primitiva grandeza que le ha dado fama universal". Así las cosas, el decreto alertaba de que "esto ocasionaría un perjuicio a nuestra cultura y al arte en general; pero también un daño de carácter económico, por cuanto la audición anual del "Misterio" es -y puede serlo más todavía- un legítimo motivo de atracción para el turismo, y por tanto, una fuente de ingresos".

La creación de un Patronato

El archivero del Patronato del Misteri, Joan Castaño, explica que, con la aprobación de este decreto, "el Misteri no sólo pasó a estar bajo la tutela estatal a través de la Junta Nacional de la Música y Teatros Líricos, sino que también se creó un Patronato que se dedicaba a buscar recursos y que gestionaba las subvenciones, y en el que estaban, entre otros, Pedro Ibarra, Alejandro Ramos o José Pomares Perlasia".

Joan Castaño apunta que, a partir de este momento, "se hicieron varias conferencias e incluso se editó la primera guía del Patronato en 1933, con la que se trataba de obtener recursos, ya que el Ayuntamiento en ese momento no daba dinero y el Misteri se tenía que mantener prácticamente con los donativos de particulares". No obstante, concreta que en el Archivo Histórico Municipal de Elche se ha encontrado un documento en el que aparece que en 1932 La Festa recibió una subvención estatal de unas 15.000 pesetas. Es más, Castaño admite que "de aquellos años se conserva muy poca documentación, aunque sí se tiene constancia de un concurso de fotografía que se organizó en 1935 para tener fondos, y del que se conservan algunas imágenes del fotógrafo Francisco Sánchez".

Joan Castaño no tiene dudas de quienes pudieron ser los artífices de esta declaración: "Aunque hasta ahora no se ha podido localizar el expediente, parece que lo elaboró Óscar Esplá ante el peligro de que el Misteri pudiera dejar de representarse, probablemente alertado por Pedro Ibarra".

Sobre la trascendencia de esta declaración, el archivero del Patronato subraya que "es un caso inédito" y afirma que este decreto de 1931 "se incorporó al expediente que se hizo para solicitar la declaración del Misteri como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco".

Con poca repercusión

El director de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández, Miguel Ors, que ha estudiado el tratamiento que se le dio a La Festa en la prensa de aquella época, detalla que "lo curioso de esta declaración es que se hizo sin que hubiera habido ninguna propuesta desde Elche, y pese a que sí hubo una campaña para el Palmeral", y cita la publicación "El Ilicitano", que en 1933 resaltaba que el Estado había invertido "sin regateo alguno" 18.000 pesetas en el Misteri.

El historiador concreta que la noticia de la declaración fue recogida aquel mes de septiembre "con satisfacción" por los periódicos "Elche" y "La Opinión", donde incluso se denunciaba que el Ayuntamiento sólo había mandado un telegrama en el que "se daba por enterado". A juicio de Miguel Ors, "la declaración de Monumento Nacional constituye, además de una sorpresa para todos, la constatación de un profundo error por parte de la izquierda, que veía el Misteri como un hecho religioso y "poco saludable", y la perplejidad de la derecha por lo que aquella República "impía" les concedía".