El grupo de 43 vendedores del Mercado Central de Elche que se constituyeron en sociedad limitada para afrontar el proyecto de construir unas nuevas instalaciones no tiene a día de hoy nada claro que la materialización de esta iniciativa pueda venir a través de una financiación con subvenciones de la Unión Europea y, como refuerzo, con ayudas procedentes del Gobierno central y de la Generalitat Valenciana, tal y como a finales del pasado mes de junio les plantearon la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, y la concejala de Comercio y Fondos Europeos, María José López.

Estas dudas se pusieron de manifiesto en una tensa asamblea que los placeros celebraron a finales del pasado mes de julio, donde se suscitó un debate con opiniones encontradas y muchas incertidumbres sobre la viabilidad de la propuesta municipal frente al proyecto encargado por los propios vendedores y que se pretendía ejecutar dejando en manos de una empresa privada la construcción del nuevo edificio para su posterior explotación, mediante concesión, por un periodo máximo de 50 años.

Esta fórmula, que ahora podría ser retomada si no llega a buen puerto la iniciativa del Ayuntamiento, no iba a representar un especial desembolso económico para los placeros que han decidido continuar su actividad en el Mercado Central, según aseguraron los propios afectados.

Amago de dimisión

La citada asamblea transcurrió por unos derroteros que, según ha podido saber este periódico, estuvo a punto de provocar la dimisión del presidente del colectivo, Diego Quiles, quien en un momento determinado tomó la determinación de dejar el cargo. Al final, Quiles reconsideró su postura y decidió continuar al frente de la asociación.

Lo que quedó patente en esta reunión, según ha podido saber este periódico en fuentes de los vendedores, es la necesidad de actuar con urgencia y no dejar pasar otros cuatro años sin que el proyecto se ponga en marcha. Los placeros no han acabado de entender las últimas declaraciones públicas de la concejala María José López, quien a finales de julio señalaba que la idea respecto al proyecto del nuevo Mercado Central era entrar en un programa operativo de la Comunidad Valenciana para obtener fondos europeos, aunque situaba en el horizonte de 2014 la presumible consecución de dichas ayudas.

Tras las vacaciones de verano, la edil se ponía en contacto con los representantes de los vendedores para preparar una reunión. A esta reunión los placeros quieren que asista la propia alcaldesa para que "clarifique" qué garantías reales hay respecto a la consecución de las ayudas europeas, estatales y autonómicas para afrontar el proyecto del nuevo mercado. En la actual situación de crisis económica y financiera internacional, a la que se ha sumado la ahora llamada "crisis de deuda" de los países, los vendedores no ven claro que estas vías de financiación pueda llegar y, mucho menos, a corto plazo.

Inversión de 18 millones

El proyecto que los vendedores presentaron en su día al Ayuntamiento gobernado por el PSOE, basado en una idea general de autogestión, suponía una inversión global de 18 millones de euros (IVA incluido) para construir un edificio con 406 plazas de aparcamiento en el subsuelo. Este proyecto fue elaborado por el arquitecto José Amorós y la empresa GFK realizó el estudio de viabilidad comercial.

En el proyecto se contemplaba, además, un supermercado dentro de las instalaciones como actividad complementaria de los puestos de venta de los placeros, así como cafetería y la posibilidad de tiendas con productos típicos de Elche. El asentamiento de un supermercado dentro de las instalaciones es otra fórmula parar obtener recursos, ya que los placeros barajaban varias fórmulas de gestión, incluso para la explotación de los aparcamientos. Lo vendedores habían realizado ya contactos con varias empresas constructoras interesadas en el proyecto para llegar a acuerdos de financiación y explotación.

El equipo de gobierno actual del PP, en cambio, plantea básicamente un proyecto de mercado moderno, pero de gestión pública, donde se mantienen los aparcamientos subterráneos y se incorpora la posibilidad de dotarlo con una guardería y locales de restauración que estarían abiertos por la noche.