El hilo de agua en el que ahora se ha convertido el Vinalopó a su paso por Elche, deja tras de sí, en uno de los tramos de su mudo y sinuoso recorrido, una construcción histórica e imponente. Testigo de excepción de los acontecimientos que han escrito la historia de la ciudad, y a veces espoleador de los mismos, el Palacio de Altamira está de enhorabuena. Son muchas las fechas reseñables y acontecimientos destacados los que encierra entre sus vetustas paredes este mítico monumento, pero este mes de septiembre el "Alcàsser de la Senyoria" celebra el 50 aniversario desde que fuera declarado monumento histórico-artístico, el 22 de septiembre de 1961. Así, este castillo legendario, construido a finales del siglo XV por el noble Gutierre de Cárdenas sobre los restos de la muralla que los almohades levantaron cuatrocientos años atrás para proteger la ciudad, alcanza el medio siglo como bien cultural español.

Desde sus orígenes, esta construcción ha bebido de cuantas civilizaciones ha encontrado en su camino, y con ellas ha ido evolucionando y definiendo su personalidad. Es decir, las distintas etapas y la almagama de culturas que a lo largo de los años han jalonado la historia de Altamira, también le han legado una impronta imborrable.

El edificio, por tanto, muta junto a la ciudad, cambia y se adapta a ella. Con la entrada del siglo veinte el Palacio de Altamira se reinventó como cárcel y fábrica de tejidos. Todavía se aprecia en los muros de la celda los dibujos y mensajes que los presos grabaron en la pared. Fue en 1961, a raíz del nombramiento como monumento histórico-artístico y, sobre todo, desde que la familia Ramos Folqués puso el ojo en él, cuando la historia del palacio volvió a dar otro giro de 180 grados. A mitad de la década de los 70 el museo arqueológico que Folqués dirigía, ubicado en el Parque Municipal, quedó desbordado por el vivero de piezas prehistóricas en el que se había convertido La Alcudia, y otros yacimientos de la comarca. Fue entonces cuando el arqueólogo Rafael Ramos, hijo del creador del museo, Alejandro Ramos, decidió trasladar toda la colección al Palacio de Altamira. Corría el año 1976. Y así permaneció hasta que en 2006, y tras varias reformas, se creó el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE). Desde entonces el castillo, fiel a sus estilo, vive instalado en una paradoja temporal. Ya que el edificio más moderno y vanguardista, el MAHE, alberga en su interior la colección más antigua, la relacionada con la Prehistoria; mientras la fortaleza, de más de cinco siglos de antigüedad, guarda la parte moderna, las piezas que dan testimonio de los avatares de la ciudad desde que refundada por los musulmanes hasta nuestros días. De esta manera el palacio avanza hacia el pasado y retrocede hacia el futuro.

En definitiva, entre la propia historia del castillo, grabada para siempre en el polvo de sus paredes y el rumor de los corredores, y las colecciones arqueológicas que atesora en su interior, Altamira abarca las etapas más importantes de la historia del hombre. Civilizaciones enteras le corroen las entrañas, recuerdos que zarandean al en apariencia imperturbable, mientras que él deja que el destino de la ciudad le salpique y le lleve hacia nuevos derroteros.

El decreto del 22 de septiembre de 1961

El decreto incluido en el Boletín Oficial del Estado del 22 de septiembre de 1961, en el que se hacía oficial el nombramiento como monumento histórico-artístico del Palacio de Altamira comenzaba así: "El Palacio de Altamira, en Elche (Alicante), situado al borde de la población antigua, junto al Palmeral, pertenece al grupo de los Castillos-Palacios, más militar que civil, con fuerte y elevada Torre del Homenaje", después de esta descripción, más o menos arquitectónica, el documento pasa a realizar un breve recorrido por la historia del museo y por sus características estructurales. Después, el texto del BOE enumera los informes empleados para valorar el monumento. "Visto los informes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, a propuesta del Ministerio de Educación Nacional y previa deliberación del Consejo de Ministros" se rubrica la declaración.