Cuando están bien cuidadas se convierten en perfectas anfitrionas para proyectar a los visitantes la imagen más positiva de la zona. Las hay que cuentan hasta con elementos característicos de su localidad o fuentes de agua impresionantes. Sin embargo, cuando esto no es así, nos encontramos ante un panorama desolador que invita a dar media vuelta y buscar otro sitio. Se trata de las cada vez más frecuentes rotondas. Glorietas que, en gran medida, facilitan la circulación de la vehículos, propiciando que ésta sea más fluida y segura. Unos espacios que cuentan en su interior con una zona aprovechada, en la mayoría de los casos, para plantar árboles y plantas que mejoran el paisaje.

Sin embargo, la dejadez ha hecho que las glorietas que construyeron con motivo del desdoblamiento de la carretera nacional N-340, entre Elche y Crevillent, y se ajardinaron hace unos cuatro años, presenten un aspecto de total abandono. Las palmeras cuentan desde entonces con las palmas atadas, que les impide crecer. Además, alguna ha perdido, de cuajo, todas sus ramas.

La falta de mantenimiento es tal, que uno olivo de los que se plantaron en las glorietas permanece desde hace meses arrancado del suelo, tras sufrir el impacto de un vehículo en un accidente de tráfico. Los conductores que transitan por esta zona a diario, han podido observar como después de este incidente se repararon las señales de tráfico afectadas, pero el olivo sigue tirado por el suelo.

Desde el Ministerio de Fomento se indica sobre el mantenimiento de las plantaciones en el entorno de las carreteras que "aunque al elegir especies vegetales se habrán seleccionado aquellas que mejor se adapten a las características del medio, es indispensable realizar labores de mantenimiento y conservación para asegurar un desarrollo satisfactorio de los vegetales, al menos hasta que alcancen un estado que no haga necesarias más que ligeras actuaciones periódicas". Una pauta que, al parecer, no se ha seguido en estas rotondas.