Los parquímetros de la calle Camino de los Magros han comenzado septiembre como pasaron agosto, protegidos por una placa de metal que impide a los ciudadanos retirar el tiquet e introducir monedas, y en la que todavía se puede leer el mensaje: "Felices Fiestas de Agosto". Desde el Ayuntamiento explican que las máquinas están fuera de servicio "por razones técnicas", a la espera de que se acometa "una reestructuración de toda la zona".

Al parecer, la intención de los responsables municipales es que la zona azul y verde de este entorno desaparezcan, como prometió la alcaldesa, Mercedes Alonso, durante la campaña electoral, en la que señaló que "para mejorar la calidad de vida de este barrio tenemos previsto llevar a cabo la supresión de las zonas azul y verde de las calles Camino de los Magros, José García Fernández y Montserrate Guilabert Valero", apuntó el pasado mes de mayo, aunque para ello será necesario realizar previamente una modificación de la ordenanza municipal. Pese a ello, se espera que los parquímetros de esta zona ya no vuelvan a entrar en funcionamiento y que sólo se mantenga en las cercanías de la oficina de Suma para facilitar la rotación de vehículos.

Esta medida, sin embargo, no goza de mucha popularidad entre los comerciantes del lugar, quienes, como ellos mismos comentan, serán los peor parados en el caso de que este proyecto salga adelante. El principal argumento que los trabajadores de las tiendas esgrimen es "la falta de movimiento" que habría en la calle, cuando los mismos coches permanezcan estacionados todo el día, e impidan a los consumidores que vienen de fuera aparcar junto a los establecimientos. "En agosto el aparcamiento ha sido gratis y tenías que dar diez vueltas hasta que encontrabas sitio", explicó Francisco Masegosa, gerente de un comercio. "Es necesario que haya un control. Porque cuando no haya que pagar tampoco habrá aparcamiento suficiente y todo el mundo terminará marchándose a los centros comerciales".

"Hace falta rotación y más movimiento", tercia la encargada de una pastelería ubicada en Camino del Magros, "ahora lo hay y es bueno. Pasan varias líneas de autobús y los coches están aparcados un rato y luego se marchan", explica.

Entre los vecinos existe mayor disparidad de opiniones. Así, mientras algunos están a favor de no pagar, otros muchos se alinean en contra de esta medida, o la defienden, pero con matices. "Estoy a favor de que haya zonas gratis y zonas en las que pagar, si no esto sería un caos", explica Maria Carmen Valero. Su marido, Ramón Navarro, argumenta que "si fuese gratis no tendría donde aparcar", y recuerda que cuando esta misma medida se implantó hace unos años en alguna de las calles adyacentes a la plaza de Barcelona, "los comerciantes del mercado se quejaron porque los clientes de fuera no podían aparcar, y tuvieron que retirarlo".