"No lleva ni unas semanas y ya han tirado la caseta abajo", comentaba a su acompañante ayer por la mañana un hombre que aprovecha cada día la ladera del río para dar sus paseos matinales. Sus palabras encubrían sorpresa y, sobre todo, mucha curiosidad. Apenas hace unas semanas que se había levantado una construcción de hormigón en la zona del barrio de Porfirio Pascual, dentro de las obras de mejora de infraestructuras de aguas pluviales en Carrús, y los operarios de Ilidexsa ya habían comenzado con los trabajos para derribarla.

Las tareas se iniciaron el pasado miércoles. Sin embargo, fue ayer cuando los trabajadores comenzaron a hacer efectiva la demolición. El objetivo es volver a levantar otra que simule la pendiente de la ladera, frente a la forma rectangular que tenía hasta hace unos días. Además, la construcción, que volverá a ser de hormigón, se recubrirá con una piedra similar a la que tiene la ladera en ese lugar. En principio, está previsto que la ejecución finalice la próxima semana.

Desde Aigües d'Elx explicaron que "lo que estamos haciendo con una de las arquetas para la recogida de aguas pluviales es modificar la construcción para que no sobresalga tanto".

En este sentido, estas mismas fuentes señalaron que, "una vez finalizadas las obras, siempre las revisamos y estaba pendiente esa zona, que es en la última en la que se trabajó. Por eso, una vez supervisada, detectamos que era necesario actuar ahí".

Escombreras

Si la sorpresa y la curiosidad eran los sentimientos que mejor definían en los últimos días el estado de ánimo de algunos de los usuarios de la ladera, malestar era lo que sentían otros al ver los escombros que se acumulan en determinados puntos del cauce del Vinalopó, especialmente en la zona del barrio de Porfirio Pascual, donde ayer se podían ver desde los restos de un televisor hasta una bicicleta infantil, pasando por un árbol de Navidad, botellas y demás basura. No obstante, esta estampa no es patrimonio exclusivo de la ladera, y también se puede apreciar en otras zonas de Elche, como en el entorno del Pantano.

El concejal de Mantenimiento y Limpieza en funciones, José Manuel Sánchez, explicaba ayer que "tenemos la enorme fortuna de tener un término municipal muy extenso, pero eso también es un inconveniente cuando los ciudadanos no quieren colaborar y dejan sus basuras en cualquier parte, aunque hay que reconocer que suelen ser los menos".

El edil recordó que, para evitar este tipo de conductas, la ordenanza de limpieza establece sanciones que pueden ir desde los 500 hasta los 3.000 euros, en caso de que haya reincidencia. Por otro lado, apuntó que, "por lo general, las brigadas de mantenimiento suelen estar pendientes de las zonas que más problemas presentan en este sentido, y se hace seguimiento de estos lugares, pero muchas veces con eso no basta y también es necesario seguir concienciando a la gente".