En mitad o al final de la Semana Santa, como desayuno o como postre, la mona se convierte cada año en el dulce por excelencia de la Pascua. Su historia se remonta a finales del siglo XVIII y desde entonces, este dulce típico mediterráneo casi nunca falta en ningún hogar por estas fechas.

En Elche, miles y miles de kilos de esta masa artesana se han elaborado en intensas jornadas de trabajo desde que comenzó la semana pasada. Una labor cautelosa para la que los panaderos ponen todo su empeño y esmero con el fin de cocinar las mejores monas, debido a la fuerte competencia que hay entre las empresas de fabricación casera y también con las grandes superficies. Por ello, en casi todos los hornos ilicitanos se afanan en preparar este bollo a base de harina, huevos, azúcar, raspadura de limón, manteca y agua, a partir de una preparación en la que cada experto guarda su particular secreto para triunfar.

Redondas, con forma de corazón, simulando a un animal, con huevos de color... toda imaginación es poca para atraer a todos los clientes. Sin embargo, pese a las variedades e innovaciones, cada año, la mona de pascua tradicional, únicamente espolvoreada con azúcar se convierte en la gran protagonista. Un ejemplo de ello lo pone de manifiesto la panadería Paco de Las Bayas. Un horno que trabaja desde 1982 y que durante estos días ha elaborado hasta dos mil monas diarias, con los ingredientes y con la técnica de toda la vida para ser distribuidas por Elche, Santa Pola y casi todas las pedanías ilicitanas.

Para los más golosos

Otras panaderías, en su afán por encantar a los clientes más golosos, han querido incorporar a su producción pequeñas partidas de monas de pascua con el chocolate como complemento especial. En la cadena Lozano, este año se han elaborado, por primera vez, fogasetas con la masa tradicional a la que han añadido trocitos de chocolate. En la pastelería Patiño, además de las fogasetas clásicas, han optado en los últimos años por rellenar alrededor de un 20% de las monas con este ingrediente especial. Una iniciativa por la que también se ha apostado en la confitería Castell, donde, además, se ofrece la posibilidad de rellenar las monas con crema pastelera y para los más pequeños se venden grandes huevos de chocolate para acompañar a este postre.

Este dulce de Pascua volverá a llegar este año a las prisiones de Fontcalent y Villena. La Cofradía del Cristo del Perdón de Elche entregará hoy las tradicionales monas a los presos de ambas prisiones.

ORIGEN y significado

Una tradición histórica en el Mediterráneo

Comer una mona en Semana Santa es una costumbre más que arraigada en la zona, que se remonta al siglo XVIII, según narra la historia. Pero este dulce típico por Cuaresma es tradicional, sobre todo, en la vertiente mediterránea. Principalmente en Cataluña, la Comunidad Valenciana, y en algunas zonas de Murcia. Y es que, degustar este dulce precisamente en estas fechas tiene su significado. Comer monas al final de la Semana Santa para despedir la austeridad que caracteriza todo el periodo cuaresmal. Aunque también se le atribuye otra simbología. La mona de Pascua ha sido tradicionalmente regalada por los padrinos a sus ahijados, al igual que ocurre con los huevos de chocolate.

Así, después de siglos, aunque su significado haya podido alterarse para algunos, este dulce típico no suele faltar en esta época, sobre todo, hoy lunes de mona, cuando los ilicitanos siempre llevan consigo la fogaseta para pasar el día en la playa, el campo o El Pantano.