Los cuatro tripulantes del barco Vicente Martínez «El Roch», con base en Santa Pola, se mostraban muy contentos de que el accidentado hubiera salvado la vida. «Si todo esto no hubiera tenido un final feliz, posiblemente no tendría ganas de hablar de lo ocurrido. Todavía estoy nervioso, con el susto en el cuerpo», explica Vicente Pascual, el patrón de la embarcación.

El mismo señala que acababan de terminar de faenar e iban rumbo a tierra. «De repente delante nuestra hemos visto caer algo, pero no sabíamos si era un parapente o una avioneta. Algo ha pegado un golpe contra el agua. Nos hemos dirigido hacia allí y yo no sabía qué me iba a encontrar, pero hemos visto a una persona con dos chalecos, consciente y con mucho frío en el cuerpo», recuerda el patrón.

Tomás Martínez, el mecánico, fue uno de los que le ayudó a subir a bordo: «No se soltaba de la regala hasta que le hemos dicho que no se preocupara, que ya estaba a salvo. Estaba muerto de frío, así que le hemos dado ropa nuestra y una manta. Eso sí, había tragado mucha agua y la ha tirado, pero en general estaba bien, sólo se quejaba de un golpe en la cabeza».

Los pescadores señalaban ayer que cuando llegaron al lugar del rescate no se veía nada de la avioneta y que posiblemente esté depositada a unos diez o doce metros de profundidad a una milla Tabarca.

«Éste es un sitio muy malo, por aquí no suelen pasar los barcos, por lo que si no lo hubiéramos encontrado nosotros probablemente hubiera muerto. Con el frío, el viento y el oleaje en contra era casi imposible llegar a Tabarca, y el punto más cercano de Santa Pola está a unas dos millas. No hubiera llegado solo y además estaba helado de frío. Posiblemente las corrientes lo hubieran llevado hasta Guardamar», comentan Vicente y Tomás.

Los pescadores, que aseguran que nunca antes se habían enfrentado a una situación de este tipo - salvo Tomás Martínez, que el destino le ha llevado a participar en otros rescates de embarcaciones - recordaban también que el piloto podría haber intentado comunicarse con la torre de control del aeropuerto para notificar su situación, aunque al parecer no fructificó.

De igual modo, según les contó, el rescatado vive en Arenales del Sol, es instructor o participa de una empresa de alquiler de avionetas, y, según parece, otra aeronave le acompañaba en el vuelo iniciado durante la tarde de ayer y que acabó en accidente aunque con final feliz.