Hasta hace poco más de una década, los hermanos Muñoz trabajaban en una fábrica de suministros de automóvil, pero un día lograron cambiar las herramientas por una guitarra y un micrófono para convertirse en uno de los fenómenos de la música española. Sin embargo, tanto David como Muñoz, decidieron no olvidar sus orígenes para no transformarse en estrellas elitistas y seguir sintiéndose cerca de "la gente corriente". Precisamente, este público tendrá la oportunidad de arroparles esta noche, a las 23 horas, en el aparcamiento de la UMH, donde, en el marco del Festival d'Estiu, presentarán su recopilatorio "X Anniversarium".

¿Cómo se pueden condensar diez años en una actuación de dos horas?

No es una tarea fácil, pero lo intentaremos con un concierto picadito y comprimidito. Hemos tenido que seleccionar las canciones más representativas y, cuando me suba al escenario, procuraré reprimirme y no hablar tanto como en otras ocasiones.

Este compendio, además, habrá tenido que reflejar vuestra propia evolución.

Ése ha sido uno de los objetivos: mostrar de todo un poco. Este proceso de cambio es evidente, aunque se ha producido de forma progresiva y natural. Desde el principio, hemos intentado hacer lo que nos gusta y lo que sentimos, sin forzar nada, aunque es cierto que hemos introducido nuevos ritmos brasileños y peruanos que le han dado otro toque a nuestros temas.

Sin embargo, siempre han mantenido un sello que les ha dado una identidad propia.

Somos un poco gamberretes. Ése es nuestro carácter. Tratamos de buscar el otro lado de las cosas, saltarnos esa normita cuando no hace daño a nadie y huir de lo políticamente correcto. Con esta actitud, queremos contar las cosas claras con la palabra y transmitir un mensaje claro y contundente a nuestro público.

Después de retroceder al pasado, ¿cuáles son los planes para el futuro?

Tras muchas horas de trabajo en este disco y siete meses de gira, creo que nos vamos a dar unas merecidas vacaciones. A continuación, volveremos a América cuatro años después y, cuando regresemos, nos plantearemos nuestro camino. En cualquier caso, seguimos pasándolo bien, en cuanto podamos, intentaremos sacar un disco... o lo que salga.

En estos momentos difíciles, será fácil encontrar temas a los que darle estopa.

No somos ajenos a lo que está ocurriendo, pero no nos vamos a convertir en apóstoles de la justicia en la política. Para eso ya les pagamos bastante. Lo último que queremos es recordarle a la gente sus problemas, porque nuestra música no ofrece una moraleja, sino una especie de antídoto contra la depresión y los malos rollos.

La música atraviesa su particular crisis, contra la que han intentado luchar de diversas formas a través de los dispositivos móviles y de Internet.

Aunque los cantantes somos una parte implicada y los efectos de la piratería nos repercuten considerablemente, no es nuestro principal problema. Si, como parece, el consumo está encaminado a la red, habrá que adaptarse lo antes posible. Mientras no exista una regulación seria, las personas seguirán cometiendo irregularidades, pero qué se le va a hacer.

Usted trabajó durante muchos años en la industria, que precisamente aquí en Elche atraviesa por un periodo complicado.

Mis orígenes y parte de mi familia y mis amigos pertenecen a la clase obrera, por lo que me siento muy identificado con el trabajador que sufre. Ahora me dedico a otros asuntos, pero me resulta imposible pensar de otra forma y convertirme en alguien que no soy porque tenga un micrófono. Si eso hace que la gente corriente se sienta cerca de nosotros, bienvenido sea.

En ese caso, ¿qué mensaje le trasladaría a todos los que lo están pasando mal?

Principalmente, que no padezcan más de lo necesario porque ya vendrán tiempos mejores. Con paciencia y voluntad, se puede salir de todo. Pero, además, me gustaría dedicarle un especial agradecimiento a la gente que está en el paro y que se ha animado a comprar una entrada para este concierto.